Todos tienen objetivos que cumplir en la vida. Algunos son más ambiciosos, otros se contentan con cosas más simples, pero en general, solamente una persona que se encuentra muy desmotivada no tiene metas ni propósitos a futuro.
Entonces, si los objetivos son tan positivos, ¿por qué no los definimos con mayor frecuencia? Uno de los motivos es la pereza.
Muchas veces se la asocia solo a la falta de voluntad de hacer las cosas. Sin embargo, la pereza más nociva (aunque todas sean perjudiciales), es la pereza de pensar. Las personas creen que es mucho más fácil llevar la vida así como viene que detenerse a pensar en lo que quieren y ponerse a trazar planes para conseguirlo. La pereza de pensar es algo que, infelizmente, se aprende de pequeños. Uno de los mejores ejemplos es una frase que, con seguridad, todo padre dijo alguna vez: “Estudiá, sacá buenas notas para que, en el futuro, consigas un buen trabajo”. Listo, esa es la fórmula. No hace falta pensar más, intentar hacer las cosas de otra forma o buscar algo mejor. Es eso, su vida se reduce a “conseguir un buen trabajo”. En otras palabras: dependa de alguien que le dé ese trabajo, que le pague un sueldo, ¡que mande en su vida!
Nuestra cultura se basa en lo que los demás nos dicen que debemos hacer, desde nuestros padres a nuestros jefes, pasando por los profesores. Cuidado, esto no quiere decir que usted debe convertirse en un rebelde, al contrario, debe siempre aspirar a lograr algo más.
Esta cultura perezosa limita su capacidad creativa, emprendedora y lo transforma en un robot que sigue la corriente, haciendo lo que hace la mayoría. Si usted no quiere ser como la mayoría, piense y actúe diferente.
Salga de su zona de confort y rechace hacer las cosas por el simple hecho de hacerlas. Deje el piloto automático y busque si hay una mejor forma de hacer las cosas, si hay una fórmula más productiva para vivir… Recuerde: Usted es el único responsable de lo que sucede en su vida.
Resultados de la cadena
Andrea: “Participando de la reunión de los lunes pude cambiar el auto por un modelo mejor, las ventas crecieron casi en un 50 por ciento”.
Laura: “Tras participar de la reunión mi esposo prosperó en su trabajo, puede ejercer su profesión, cambiamos el auto, y mis hijos también están prosperando”.
Consuelo: “Estuve casi dos años sin trabajo, pasamos por una situación muy fea, pero al participar de la reunión todo cambió. Conseguí trabajo gracias a Dios”.
Congreso para el progreso, todos los lunes a las 8, 10, 16 y especialmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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