Lamentablemente, hay mucha gente que hace las cosas por hacer. Hasta su sustento proviene de un trabajo en el que no encuentra ningún placer…y eso es muy malo.
Pienso que jamás podría estar en esa situación, porque cuando determiné vivir en el Altar, hace 29 años, sabía que no haría otra cosa mejor en la vida, pues no sabría vivir en otro lugar o haciendo otra cosa.
A veces escuchamos frases como: “Pero lo que me gusta no me da dinero”. Esto sucede porque la mayoría no da lo mejor de sí en lo que le gusta, hace las cosas de cualquier manera, sin poner toda su fuerza, sin transformar lo pequeño en grande. Solo depende de nosotras hacer que funcione.
Por ejemplo, a mí me gusta decorar. ¿Y a usted? Entonces, ¡haga lo que le gusta con toda su fuerza!
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