Karen era una persona muy nerviosa, tenía mal carácter y se peleaba con sus padres y con sus hermanos, “llegamos a golpearnos, incluso nos dejábamos moretones. No tenía miedo de pelearme porque creía que yo tenía razón”, afirma al recordar esos momentos. El tiempo fue pasando, como ella crecía en un ambiente violento, se volvía cada vez más rebelde y agresiva. Ella no se podía controlar, pero cuando buscó al Espíritu Santo comenzó una nueva etapa en su vida.
“Todo me caía mal, creía que todos estaban en mi contra, en sí, me sentía muy sola, entonces me encerraba a oscuras y no quería hablar con nadie. Mi familia se preguntaba si yo estaba enloqueciendo por el carácter que tenía, porque no me podía dominar y reaccionaba sin motivos.
Era muy agresiva y tenía muchos pensamientos de muerte, así llegué a la Universal y cuando escuché hablar del Espíritu Santo me di cuenta de que Lo necesitaba en mi vida. Yo nunca había tenido paz, no sabía lo que era tener paz, no sabía lo que era dormir tranquila. Cuando escuché que había alguien que podía darme esa paz que yo tanto buscaba, decidí obedecer. Fue así que recibí el Espíritu Santo y mi vida cambió completamente, mis pensamientos y mi carácter cambiaron, por dentro soy otra persona. Ni mi familia me creía que era otra Karen, pensaban que estaba simulando ser así, que quería ganar algo, pero no, yo era otra persona. Todo cambió en mi vida, en mi casa podemos sentarnos a la mesa tranquilos, nos reímos, jugamos, no hay más peleas, estamos muy bien.
Ahora tengo certeza de mi Salvación y soy feliz porque tengo el Espíritu Santo en mi vida”.
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