Esto es muy bueno y realmente importante. Yo siempre lo oía a usted a través de la Palabra Amiga desde que me convertí a los 14 años. Y aprendí desde tempranito el orden de las cosas: “En primer lugar buscar el Reino de Dios y Su Justicia y las demás cosas serían añadidas.” Sí. Y fue así. Primero busqué tener un encuentro con Dios, puse toda mi fuerza en eso. Yo necesitaba el Espíritu Santo para que me guiara en mi juventud, para ser feliz primero, antes de querer hacer a cualquier otra persona feliz. Me entregué 100% y recibí el 100% de Él. Listo. Las demás cosas fueron añadidas. La sabiduría para tomar decisiones, el carácter de Dios en mi ser, el equilibrio, la paz interior, la madurez… Aun teniendo solo 15 años, recibí una sabiduría que ningún mundo, ninguna facultad nos trae.
Después de eso y de ya estar haciendo la Obra de Dios como obrera, hice como usted orientaba, busqué cuidar mi vida sentimental, busqué cuidar a quien sería mi compañero en el futuro. No estaba ansiosa, no estaba preocupada, aún era pronto para estar de novia, pero no para aprender y tener cuidado de no engañarme.
Siempre busqué hacer una oración que una vez usted enseñó: “Mi Padre, no dejes que sea engañada por los lobos disfrazados de ovejas, pues el hombre ve el exterior, pero Tú conoces y escudriñas el corazón. Cuídame, y que en el futuro yo pueda encontrar a alguien que tenga los mismos objetivos que yo. Y que sumemos en Tu Reino.”
Recuerdo que por ser aún muy jovencita, Le decía a Dios que aunque la persona todavía estuviera afuera, en el mundo, Dios la traería y la convertiría. Yo quería verla siendo liberada, nacida de Dios, sellada con el Espíritu Santo, para que fuese conociendo su carácter de cerquita. Hice eso y confié. No importaba el tiempo, sabía que Dios me cuidaba, pues todos los días yo ponía todo en Sus manos.
Y así sucedió. El muchacho que hoy es mi esposo llegó a la iglesia donde yo concurría, se liberó, tuvo un encuentro con Dios, fuimos obreros juntos, después fue a servir en el Altar.
Mi esposo fue mi primer novio, a los 18 años. Nos comprometimos 1 año después, nos casamos después de 1 año más. Hoy tenemos 7 añitos de casados y somos muy felices. Servimos a Dios en el Altar con mucha alegría. Y puedo decir que cuando seguimos el orden de las cosas y de la Palabra de Dios, somos muy bendecidos. Él hace mucho más de lo que pensamos o pedimos. No existe manera de avanzar si no tenemos Su Dirección. Con Él no es necesario que nos golpeemos la cabeza varias veces intentando que las cosas salgan bien. Su Dirección es siempre correcta y nos trae seguridad y paz.
Aun así, todavía continúo cuidando esta área de mi vida. Pues la vida espiritual y la sentimental andan lado a lado. Cuando tenemos una buena relación con Dios, tenemos una excelente relación con todos a nuestro alrededor y, principalmente, con nuestro cónyuge. Y si tenemos el cuidado de invertir en la vida con Dios, tenemos que tener el mismo cuidado de invertir en nuestra vida sentimental.
Mariane Matos