Desde que el hombre descubrió el fuego se ha desatado la búsqueda de energía. Primero fue el vapor de agua, luego los combustibles fósiles, la energía eléctrica, la atómica o nuclear y, últimamente, el desarrollo de las llamadas “energías limpias”, como la eólica, solar o hidroeléctrica. Durante siglos, la humanidad ha buscado una forma de mover sus invenciones, de calentarse por las noches, de atravesar grandes distancias realizando el menor esfuerzo posible y gracias a su inventiva e ingenio ha logrado desarrollar diferentes tipos de energía para suplir cada una de sus necesidades.
A nivel países, por ejemplo, se puede ver que Argentina importa combustibles líquidos y gas natural licuado, que se usan para satisfacer la demanda interna.
En otro ejemplo, Pakistán sufre graves crisis energéticas, que lo dejan a oscuras durante horas. La demanda de electricidad en Pakistán ha aumentado en pleno invierno hasta los 14 000 megavatios, al tiempo que la producción se ha reducido hasta los 7000 en las últimas semanas, en medio de una crisis de suministro de combustible que obligó el cierre de muchas estaciones de servicio. Esto afecta en gran manera a una población de 182 millones de habitantes (es el sexto país más poblado del mundo), al punto de que más del 80% del país quedó sin suministro eléctrico durante períodos de hasta doce horas.
Por otro lado, el ser humano también necesita energía para enfrentar los desafíos de la vida. Trabajar, desarrollarse, mantener una familia, realizar sus metas y sueños son algunas de las actividades que pueden causar agotamiento, sobre todo si a veces se siente que se está nadando contra la corriente.
En estos casos, los especialistas recomiendan mejorar la alimentación, aumentar las horas de sueño y hasta consumir algún tipo de suplemento vitamínico, pero a pesar de sus estudios todavía no han logrado encontrar una fuente de energía inagotable para el interior del ser humano.
La energía menos utilizada
Una forma de medir el progreso del hombre a través de los tiempos es observar como fue descubriendo y aprendiendo a utilizar las distintas formas de energía existentes. Comenzando con su fuerza muscular y también con la de los animales, después el fuego, el viento, el carbón, el gas, el petróleo, la energía eléctrica, la energía nuclear… y tantas otras. El progreso de la humanidad está directamente relacionado al descubrimiento y utilización de esas energías. Sin ellas, el modo de vida que conocemos hoy no existiría.
Sin embargo, lamentablemente pocos han reconocido y utilizado la energía de Dios. Él es conocido como el “Todopoderoso”. De hecho, Él es la fuente de todo el poder y todas las formas de energía que el hombre conoce y de las que no conoce. Donde quiera que el Espíritu Santo es mencionado en la Biblia, está relacionado a alguna forma de poder.
Estos son solo algunos ejemplos:
Fuerza física, como en el caso de Sansón (Jueces 14:6).
Coraje, como en el caso de Gedeón (Jueces 6:34).
Sabiduría, como en el caso de José de Egipto (Génesis 41:38).
Valentía, como en el caso de Josué (Números 27:18).
Poder sobre enemigos más fuertes, como en el caso de David (1 Samuel 16:13 y 17:44-45).
Poder para someterse, para liderar y trabajar en equipo, como en el caso de Amasai (1 Crónicas 12:18).
Intrepidez para enfrentar la oposición, como en el caso de Pedro y Juan (Hechos 4:8-13).
Ni vamos a mencionar aquí los momentos en que el Espíritu Santo es el agente de un milagro, de la paz y de la transformación del carácter. Imagine lo grandioso de tener en su interior el poder de Quien creó todas estas cosas.
Usted paga sus cuentas todos los meses para tener acceso en su casa a distintos tipos de energía, y las va a pagar siempre porque las necesita. Usted no puede imaginarse sin ellas y hará cualquier cosa para tenerlas pues las considera indispensables para sobrevivir.
La pregunta es: ¿qué ha hecho para buscar y recibir la energía de lo Alto, del Espíritu Santo? ¿Cuán esencial Lo considera usted para su vida? Sus respuestas le esclareceran su estado energético actual. Ahora, le corresponde a usted decidir si quiere esta Fuente Inagotable en su vida o si puede intentar subsistir sin ella.
Tenga en cuenta que el progreso de su vida está directamente relacionado al descubrimiento y la utilización de la energía del Espíritu Santo. Sin Él usted vivirá espiritualmente como un hombre de las cavernas. ¿Si usted cree en Dios, no es momento de salir de la caverna? “… y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.”, (Jeremías 29:13).
Con extractos de renatocardoso.com
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