Es muy importante recordar las siguientes palabras del Señor Jesús: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. (…) De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”, (Mateo 25-35-36, 40).
Visitar a las personas privadas de su libertad es como visitar al propio Señor Jesús, por esa razón semana tras semana los voluntarios del Grupo Carcelario dedican un tiempo especial para visitar a los detenidos y hablar de la libertad espiritual, porque es posible cambiar y ser una nueva persona. Esta vez visitaron el penal de Villa Urquiza en la provincia de Tucumán y sorprendieron a los detenidos con un almuerzo especial.
El pastor responsable por el trabajo en esa provincia explicó que se puede nacer de nuevo, recomenzar, pero primero es necesario arrepentirse de todo lo malo que se hizo en el pasado. Los internos lo escucharon atentamente y en una oración conjunta decidieron entregar sus vidas a Dios. El gran paso que dieron hacia una nueva historia quedó marcado con su bautismo en las aguas. Fue una tarde bendecida en la que hubo Salvación.
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