Ubicada en el Norte del continente americano, Canadá es el segundo país más grande del mundo, contando con 9.975 millones kilómetros cuadrados, quedando atrás solo de Rusia que posee 17,075 millones de kilómetros cuadrados. Gran parte del territorio canadiense está en zonas árticas, y tiene una gran extensión de florestas boreales que cubre el país.
Es un lugar multicultural, siempre listo para recibir personas de todo el mundo, Canadá tiene una población 30,4 millones de habitantes, aproximadamente. La Iglesia Universal del Reino de Dios llegó a territorio canadiense en enero de 1993, e inició su trabajo en lengua portuguesa, en la ciudad de Toronto.
Por ser una nación cristiana, la receptividad al trabajo de la Iglesia fue inmediata, pero, como todo comienzo, los voluntarios encontraron diversas dificultades. Tuvieron que adaptarse al clima, ya que en invierno el frío es cruel y hay tempestades de hielo; éstas inciden en la temperatura, llegando a los 50 grados bajo cero.
Otro desafío a superar fue demostrar a los canadienses la importancia de tener un compromiso verdadero con Dios. Aun cuando la mayoría de la población del país se considera cristiana, muchos buscan en lugares muy distintos la solución a sus problemas.
Enfrentando todas las dificultades físicas y espirituales, la Iglesia Universal estableció el Reino de Dios en Canadá y, hoy, cuenta con tres iglesias solo en la ciudad de Toronto, y dos en la ciudad de Montreal. Sus puertas están abiertas todos los días y sus pastores realizan reuniones en cuatro idiomas diferentes: inglés, francés, portugués y español.
La evangelización en este país se realiza por medio de visitas a las casas, entrega de diarios y programas de radio y de televisión que presentan testimonios e informan cuáles son las cadenas que la iglesia está realizando.
La IURD cuenta también, con voluntarios que, buscando apoyar a ancianos abandonados, visitan los lugares donde viven, hacen eventos, paseos, acompañamiento al médico y ayudan en su reinserción en la ciudadanía.
El objetivo de la IURD en Canadá es el mismo que en todo el mundo: llevar la Palabra de Dios a toda criatura. Para eso, los miembros, obreros, pastores y obispos no miden esfuerzos a fin que el pueblo canadiense despierte la fe y tenga un encuentro con el verdadero Señor Jesús.
Fe despertada
Fátima Casais, de 25 años, pudo despertar su fe y encontró la liberación que buscó durante años. Ella cuenta que siempre fue una persona muy triste, tenía muchos problemas de salud, y se consideraba una persona sin suerte. A los 7 años tuvo un grave problema en sus piernas y rodillas, lo cual la hacía sentir muchos dolores, casi las 24 horas del día.
“Yo era una persona retraída, no podía expresar lo que sentía, ni siquiera con mis papás. Era insegura. Busqué médicos en Francia y después en Canadá, donde me dijeron que no había cura para esos dolores tan fuertes. Eran muy fuertes, parecía que un perro me mordía los huesos. Llegué a pensar que morir sería lo mejor para mí”, recuerda.
Al llegar a la Iglesia Universal de Toronto, Fátima sintió que estaba en el lugar correcto. “Mi llegada a la iglesia fue a través de una invitación que me hizo una vecina. La primera vez que entré sentí un toque divino muy fuerte, que, inmediatamente, puso en mí amor, felicidad y mucha fe. A partir de aquel día, aprendí a confiar en Dios, a orar y a usar mi fe en el Señor”, cuenta.
Después de un tiempo, Fátima fue liberada de los problemas de salud y hoy, ya curada, conquistó una vida financiera próspera y un matrimonio con armonía. “Mi vida cambió completamente, solo gracias a Dios”, concluye.