En la foto, el pequeño Rylan, de 7 años, parece un niño dócil. Pero quien lo ve no imagina cómo él puede ser una amenaza dentro de la propia casa. “Nuestro mayor miedo es de estar educando a un atacante de escuelas, un asesino en masa, un asesino en serie”, se desahogaron los padres adoptivos del niño en un programa estadounidense de televisión.
La familia, que vive en los Estados Unidos, tiene miedo de ser asesinada en cualquier momento por su hijo adoptado desde bebé. Rylan tiene un amigo imaginario llamado Bleeder (sangrador, en su libre traducción), que hace que el niño planeé la muerte de la familia. “Él cuenta cómo levantará los cuchillos, muy por encima de la cabeza, para tener más impacto en el momento de golpear nuestro pecho”, dijo la madre.
Rylan, que esconde cuchillos y láminas por toda la casa, tiene un comportamiento agresivo desde que era un bebé. Con solo un año y medio de edad, según los padres, asfixió a su padre, hasta que él se desmayó. A los 3 años, demostró estar obsesionado por los cuchillos, poniéndolos con violencia dentro de sandías. A los seis años, se encerró en el baño y con una afeitadora, se cortó un poco los dedos porque su amigo imaginario quería verlo sangrar y sintiendo dolor.
Los padres biológicos son bipolares y la madre es adicta a las drogas. Rylan ya ha pasado por 7 hospitales diferentes para un tratamiento, pero nada funcionó. Cuando está muy descontrolado, el padre adoptivo (foto de al lado) tiene que sujetarlo durante casi 1 hora, hasta que se calme. “No me gusta nada de esto en mi hijo. Esto, con toda seguridad, es un mal”, reconoce. Los padres creen que el destino de su hijo será el de asesinar a alguien algún día.
Mente criminal
En el 2013, Marcelo Pesseghini, de 13 años, fue acusado como el principal sospechoso del asesinato de sus padres, que eran policías militares, de su abuela y de su tía abuela, en San Pablo, Brasil. De acuerdo con la tesis de la policía, él le habría disparado a la familia y después se suicidó.
La conexión del crimen surgió del hecho de que a Marcelo le encantaban los videojuegos violentos. La psicóloga jurídica Vera Lucía Jacomenti, perito en el caso, afirmó que esto habría motivado al chico a confundir fantasía y realidad. Él creyó que era el personaje del videojuego Assassin’s Creed y ejecutó a su familia como el muchacho de la película “Horror en Amytiville”. La declaración de un mejor amigo de Marcelo fue crucial para el informe psicológico. Él contó que el chico decía que mataría a su familia y que después huiría a la noche, para convertirse en un asesino a sueldo, como en el videojuego.
Y usted, ¿qué haría si tuviera un hijo con estas marcas de violencia?
Si usted nota que sus hijos están siendo influenciados por juegos o amigos imaginarios, busque ayuda hoy mismo en una Universal más cercana a usted, haga un click aquí para ver las direcciones. Si usted ya ha pasado por esto, comparta su experiencia en los comentarios de las redes sociales.
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