Definitivamente no hay diferencia entre la mentira y la mentirita, pues, sea grande o pequeña, buena o mala ambas son mentiras; y las dos nos llevan hacia el mismo lugar de oscuridad, tormento y sufrimiento eterno, el infierno. Algunas personas tienen el hábito de mentir y piensan que los motivos pueden justificar esa actitud que tiene nombre: pecado, eso nos separa de Dios.
Nada justifica la falta de temor de Dios, entienda que no existe la mentira blanca. Nada justifica el pecado, ni siquiera decir una para no perder un empleo, una amistad, un novio o para no desagradar a sus padres, ningún motivo puede justificar este error. La verdad y la sinceridad siempre serán la mejor elección, aunque en el momento cueste. Usted fue sincera y verdadera, en una persona verdadera se confía, pero en una mentirosa no.
No puede haber engaño en nuestras palabras y actitudes, porque quien es cristiana debe vivir de acuerdo con la Palabra de Dios, con una fe viva y verdadera, y no importa si hay persecuciones, porque ellas vendrán por el simple hecho de que somos diferentes. Y si somos aprobadas, seremos dignas de ser partícipes de la promesa, la Salvación eterna. Nosotras vemos todo desde otra perspectiva, porque la mente de Cristo nos diferencia de los demás, y es notorio, se nota en nuestras palabras y en nuestras actitudes.
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