La Universal es la quinta institución de mayor prestigio entre los brasileños. Esa es la conclusión de una investigación realizada por Datafolha, divulgada el pasado miércoles 18. De los 2842 entrevistados de 172 municipios, 35% colocaron a la iglesia en quinto lugar en el ranking, lo que la deja delante incluso del Poder Judicial (34%) y de la Presidencia de la República (21%).
Pero, ¿qué hace que la Universal, con solo 37 años de existencia, esté mejor posicionada en la investigación que instituciones históricamente importantes como la Presidencia de la República? La respuesta puede estar en el servicio que la Iglesia presta a la población. Millones de personas, de norte a sur del país, han encontrado en la Universal una dirección para sus más diversos dilemas.
Con inteligencia y sensibilidad, la Iglesia identifica los problemas que afligen a las personas y las conduce a una solución. Es decir, cuando muchos segregan, la Iglesia busca agregar y reintegrar, cumpliendo así su papel en la sociedad. Por ejemplo, algunas de sus actividades son vistas en las variadas acciones sociales y culturales con los jóvenes, en la esperanza de recuperación llevada a los presidiarios, en la fe transmitida para la superación de enfermedades y problemas económicos, en la palabra indicada que lleva a un cambio en el matrimonio o en la relación, en la ayuda a personas en situación de calle, en el tratamiento para la cura de los vicios, etc. Además, muchas personas, después de no encontrar una respuesta satisfactoria en los diversos lugares en los que buscaron ayuda, llegan desesperadas a la “última puerta”. No obstante, cuando son liberadas y restauradas, no solo son beneficiadas ellas, sino su familia y el medio en el que viven.
La Universal, que tiene la fe en la Palabra como lema desde su creación, ve hoy los resultados de esa determinación plantada en el comienzo de su jornada. Ser considerada la quinta institución de mayor prestigio en el país, muestra que, a pesar de la resistencia que enfrentó durante tanto tiempo, de los errores que cometió y de las muchas injusticias por las que pasó, siempre creyó en su potencial de llevar al desacreditado a encontrarse con su propio valor. Una prueba de eso son los innumerables testimonios de personas de diferentes sectores las que, de humilladas, pasaron a ocupar una destacada posición en la sociedad.
Así como la Iglesia creció a lo largo de estos 37 años, sin que le preocuparan las críticas y las persecuciones, ciertamente crecerá y hará mucho más, porque su único foco es su trabajo en pro del ser humano, llevándolo a conocer su fuerza y a superarse a sí mismo, aunque nadie crea en él.
Quienes hacen la Universal son las personas que descubren su propia valentía y superan sus límites, no solo creyendo, sino creando lo que no ven, ellas son el reflejo de la Iglesia.
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