Considerado uno de los países más violentos del mundo, República Dominicana es actualmente la cuna de diversos problemas. Para el Estudio Global sobre Homicidios 2013, por ejemplo, el país es el 18° más violento del mundo, adelante de países como México y Nigeria. Además de la alta tasa de robos, tráfico y asesinatos, los conflictos migratorios entre el país y el vecino Haití agravan la situación.
Conociendo esos problemas de cerca, la Universal, que está en República Dominicana desde 1995, realizó la “Concentración por la Paz”, en la Capital, Santo Domingo. Estuvieron presentes más de 3,5 mil personas, clamando a Dios por el fin de la violencia y aprendiendo a usar la fe para luchar contra el panorama actual.
“El objetivo principal es buscar el fin de la violencia, de los conflictos, de la destrucción familiar, en fin, de la inquietud de esta nación”, explica el responsable de la evangelización en el país, el pastor Alexandre Tavares. “La Universal ha contribuido a mejorar la vida de la población, transformando la familia y librando a los jóvenes de las drogas. Así formamos un futuro sólido, de fe y consciente para la República Dominicana.”
Construyendo el futuro
La Universal cuenta hoy con 36 templos en el país. En todos ellos, los grupos de evangelistas, obreros y pastores organizan visitas a los hospitales, cárceles y a todas las personas necesitadas de ayuda material y espiritual. Llevan la Palabra de Dios personalmente y a través de folletos, radio y televisión.
Aún con todo este trabajo, existe, por parte de la prensa, cierto prejuicio con respecto a la Universal. “Hasta ahora, las mayores dificultades en nuestro trabajo son la persecuciones de la prensa, que busca repetidamente perjudicar la Obra de Dios en República Dominicana y a Sus ministros”, explica el pastor Alexandre. “Y la aceptación del pueblo depende de las visitas de la Universal, de nuestros servicios, de la divulgación del trabajo de evangelización, como en programas de radio y televisión.”
Fue a través de la divulgación realizada por televisión, por ejemplo, que Ricardo Santana encontró la ayuda que necesitaba. En la ocasión, él volvía a su casa por la mañana, después de haber pasado la noche drogándose con amigos, cuando vio un programa de la Universal. “El pastor preguntó quién quería cambiar de vida, entonces decidí participar de una reunión”, explica él.
Ricardo ya había perdido el respeto y el cariño de su familia. Dependiente químico, llegó a robar los electrodomésticos de su propia casa para cambiarlos por drogas. Mentiras y malas compañías destruyeron su vida. Desesperado, intentó suicidarse. Cuando no tenía nada más que perder, aceptó buscar ayuda en Dios.
“En la Universal me dieron una orientación espiritual y determiné una nueva vida para mí. Con esfuerzo y con la ayuda de los pastores, obreros y de Dios, recuperé una vida plena, feliz y lejos de las adicciones”, garantiza. “Tengo paz, felicidad y una familia que me ama y que confía en mí.”
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