El bizarro permiso del jeque árabe Abdul Aziz bin Abdullah (foto) ha causado la indignación de los defensores de los derechos humanos. El líder islámico autorizó el acto caníbal de que los hombres coman partes del cuerpo de sus propias esposas. Según Abdullah, en el caso de ser atacado por el hambre extrema, que lo haga temer por su propia salud, el hombre puede alimentarse de una parte o de todo el cuerpo de su mujer. Para el jeque, la decisión representa “el sacrificio de las mujeres y la obediencia a sus maridos”.
De acuerdo con el Daily Mirror, a fatwa – el pronunciamiento emitido por un especialista en leyes religiosas islámicas – garantizó el derecho a los sauditas, como la “prueba del sacrificio de las mujeres y el deseo de la pareja de volverse una sola carne”.
A pesar de que la noticia haya recorrido las redes sociales y haya sido destacada en importantes periódicos del mundo, las autoridades religiosas de Arabia Saudita desmintieron rápidamente la veracidad de la ley. Esta no es la primera vez que el líder islámico genera polémica. Recientemente, él afirmó que todas las iglesias cristianas en Medio Oriente deberían ser destruidas. También dijo que la red social Twitter era la “fuente de todo el mal”.
Amarres públicos y humillaciones
Los derechos femeninos son notoriamente escasos en Arabia Saudita. El país es el único del mundo que prohíbe que las mujeres conduzcan. Si infringen esta ley, son arrestadas y el auto es confiscado. Entre tantos vetos, las sauditas no pueden viajar o abrir una cuenta bancaria sin un acompañante masculino.
Al principio de este año, todas las conductoras de televisión del país tuvieron que adherirse a un riguroso código de vestimenta islámica. En cuanto a la vida política, hasta el 2011 las mujeres no podían votar y mucho menos postularse para algún cargo público. Los castigos para quien no cumple una ley incluyen amarres públicos y humillaciones.
La Biblia dice:
“… En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación Se agrada del que Le teme y hace justicia.” (Hechos 10:34-35)
En cualquier lugar, independientemente del sexo, color o raza, solo basta buscar el temor a Dios. Es por eso que es importante de que les llevemos Su Palabra a las personas que aún están ciegas espiritualmente. En cualquier situación, incluso en la de hambre extrema, este es el principal alimento.
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