En una única frase: “La vida me dolía”, Claudia González resume años de sufrimiento, que comenzaron cuando ella era apenas una niña y su madre la abandonó. “Era una nena triste y angustiada. A medida que crecía, sentía la necesidad de formar mi propia familia para poder darles lo que yo no había tenido; soñaba con ser mamá”, cuenta.
Sin embargo, ese cuento de hadas se convirtió en una historia de terror. “A los 16 años conocí a un hombre y a los 19 fui mamá por primera vez, pero todo fue muy diferente de lo que soñaba. Yo tenía muy mal carácter, maltrataba a mi marido y a mis hijos. Eso derivó en quejas constantes y a su vez en infidelidad, mentiras y agresiones, por lo que terminamos separándonos”, recuerda Claudia, que a escondidas de su marido comenzó a drogarse con marihuana y pastillas. “Lo hacía para olvidarme de los problemas, buscaba que todo pasara”, confiesa.
La separación y una serie de malas inversiones la dejaron en la calle con sus hijos, viviendo de prestado en la casa de una amiga, por lo que la idea del suicidio apareció con fuerza en su mente. “Si yo pude vivir sin madre, mis hijos también pueden”, pensó Claudia. Se despidió de sus hijos y salió rumbo a las vías del tren para terminar con su vida. Sin embargo, su hermano, que conocía su situación, la fue a buscar y evitó la tragedia.
“Él me había invitado en varias ocasiones a la iglesia, y yo llegué a pegarle porque no quería saber nada. Ese día, no sé como, me llevó a la reunión, entré drogada a iglesia. Lo único que recuerdo es que cuando salí estaba consciente y con fuerzas para luchar, noté el cambio ese mismo día. Hoy estoy casada con un hombre de Dios, que me ama a mí y a mis hijos. En casa hay amor, unión y paz, no necesito drogas para ser feliz. Hoy quiero vivir”, finaliza.
Escaparse de la realidad
Cuando una persona está rodeada de problemas tiene varias salidas. Puede enfrentarlos, buscarle una solución y, finalmente, solucionarlos, o puede evadirlos, ignorarlos y negarlos. En ese sentido, la psicología afirma que la evasión expresa el eximirse de sentimientos molestos no afrontando las debidas exigencias de la realidad.
Uno de los mecanismos más utilizados para escaparse de la realidad es la adicción, sea al alcohol, a una droga o a un comportamiento nocivo. La persona se refugia en una droga para escaparse de la realidad que no quiere enfrentar. Lo triste es que, si logra salir del círculo vicioso en el que se ha metido, se encontrará con una realidad mucho peor que la que quiso evadir inicialmente.
Si usted sufre por un vicio o tiene un familiar que no logra salir de una adicción, participe este domingo a las 15h en Av. Corrientes 4070, Almagro, y descubra que los vicios tienen cura.
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