Gastón y Cintia tenían todo lo necesario para ser felices, pero aun así la pareja estaba en crisis y peligraba la continuación de su relación. El miedo a un nuevo fracaso amoroso invadía todo el tiempo a Gastón. Él recuerda que “todas las relaciones que comenzaba se rompían al poco tiempo generando en mí una extraña sensación de incertidumbre acerca de si encontraría algún día a una persona que me correspondiera”.
Cintia, sufría debido a los tormentos espirituales, le daba terror a la noche y sentía que la perseguían siendo que no había nadie. Además luchaba por sus hijos que constantemente enfermaban de broncoespasmo. “Desde que nacieron, con mucha frecuencia, teníamos que visitar al médico por los ataques de broncoespasmo que padecían”, afirma al recordar esos días.
El miedo y la inseguridad que Gastón cargaba lo habían convertido en una persona inestable y sumamente celosa. Cualquier actitud de su esposa era motivo suficiente para desatar una discusión que siempre terminaba con agresiones verbales que los dañaban profundamente. La convivencia era cada vez más difícil, por lo que Gastón y Cintia comenzaron a dormir en camas separadas.
Como Gastón veía que el sueño de tener una familia, por el que tanto había luchado, se le escapaba de las manos, decidió tomar una actitud y se acercó a la Universal a buscar ayuda. A los pocos días, Cintia comenzó a acompañarlo y juntos empezaron a luchar por recuperar la paz y unión que tanto anhelaban para su familia. Ellos perseveraron en las reuniones de restauración familiar los días domingo y pasaron a sonreír, a ser plenamente felices de la mano del Dios Todopoderoso en el que encontraron la solución a sus problemas. Hoy el matrimonio está restaurado, fueron libres de los traumas y problemas espirituales, sus hijos fueron sanados y ahora disfrutan de una vida de calidad en todos los aspectos. Ellos son una más de las miles de familias que han probado el poder transformador de este Dios maravilloso.
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