Dios elaboró un plan de vida para cada uno de nosotros, con calidad altamente privilegiada, que abarca 6 áreas indispensables en la vida del ser humano:
ESPIRITUAL – nuevo nacimiento, bautismo en el Espíritu Santo, Salvación.
SALUD – un cuerpo saludable y bien alimentado.
PROFESIONAL – no importa la profesión, pero en ese plano el éxito es inevitable.
ECONÓMICA – además de “bendición sin medida”, que significa bendición sin interrupción, tener sabiduría para administrar lo que se gana.
SENTIMENTAL – encontrar la “benevolencia del Señor”, la persona indicada para amar y ser amado y para vivir el resto de la vida sirviendo a Dios.
FAMILIAR – construir una familia unida, cuyos integrantes posean el mismo Espíritu, la misma fe, los mismos objetivos espirituales, para que esa casa se torne un pedacito de Cielo.
Para tomar posesión de esa calidad de vida, necesitamos tomar dos actitudes indispensables que exigen el SACRIFICIO.
– Primera actitud: desapegarse del pecado. Él necesita ser eliminado definitivamente de nuestra relación con el Altísimo.
…porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 2 Corintios 6:14
– Segunda actitud: eliminar dejando de lado a “todo” y a “todos” los que están, consciente o inconscientemente, ocupando el “trono” en el centro de nuestro ser, preparado desde nuestro nacimiento única y exclusivamente para que el Señor Jesús Se siente y dirija nuestra vida. Ese espacio es de Él y solamente de Él.
Eliminar a TODO lo que pueda hacernos apegar emocionalmente, como auto, casa, tierras, dinero, en fin, bienes materiales. Eliminar a TODOS a los que podamos apegarnos emocionalmente y colocar en ese “trono” dentro de nosotros, como hijos, marido, mujer, padre, madre novio(a), etc.
Si usted desea tener esa calidad de vida citada anteriormente, a la cual podemos denominar “el Reino de Dios”, siga ese camino, apéguese a Dios.
Por cuanto a Mí se apegó, Yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido Mi nombre. Salmos 91:14
Si usted ya vive esa fe, persevere, pues está escrito: Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. Habacuc 2:3
¡Dios los bendiga!
Colaboró: Obispo Sérgio Correia