Muchos se confunden cuando el tema son los frutos del Espíritu Santo y los dones del Espíritu Santo. Están los que creen que es lo mismo; mientras otros consideran a uno más importante que otro.
El obispo Edir Macedo, en su libro “Estudios Bíblicos”, resalta que tanto los frutos como los dones son propiedad exclusiva del Espíritu Santo, y que ambos son fundamentales para el equilibrio de la Iglesia de Cristo. “Los frutos del Espíritu Santo revelan el carácter de Dios al cristiano, mientras que los dones revelan el resultado, el ejercicio de la plena relación con Dios. En otras palabras, los frutos significan el ser, mientras que los dones significan el hacer”, explica el obispo.
Los frutos y los dones son instrumentos que el Espíritu de Dios nos proporciona para que manifestemos Su gloria en este mundo.
Los frutos del Espíritu Santo
¿Qué es lo que lo hace parecido a sus padres biológicos? Las facciones del rostro, el color de cabello, el tipo físico, el carácter fuerte, en fin, seguramente rápidamente hizo una lista mental de todas las características que lo hacen parecido a su madre, a su padre o a los dos. ¿Pero cuáles son las características que lo hacen semejante al Padre Celestial? Es exactamente esa la función de los frutos del Espíritu. Ellos son el resultado de la presencia de Dios a través de la persona del Espíritu Santo. En la vida de alguien. Ellos representan el carácter Divino, por eso Él dejó evidente en su Palabra que Sus hijos serían conocidos por los frutos.
“Porque no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni a la inversa, árbol malo que produzca fruto bueno. Pues cada árbol por su fruto se conoce. Porque los hombres no recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza.” Lucas 6:43-44
Los frutos del Espíritu son: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22-23).
Con un detalle: son nueve frutos, pero un solo Espíritu, lo que implica que todo aquel que dice tener el Espíritu Santo, posee todas las características de Él.
Los dones del Espíritu Santo
Los dones son concedidos con la finalidad de ejecutar la Obra de Dios en este mundo.
El obispo Macedo destaca que cuando el Señor Jesús dio la orden a sus discípulos para curar enfermos, resucitar muertos, limpiar leprosos y expulsar demonios, (Mateos 10:8) ellos solo pudieron cumplirlas porque el propio Jesús les estaba dando las condiciones para eso. “Dios no es incoherente para mandarnos a hacer algo que sobrepasa nuestras posibilidades. Por eso Él nos capacita con los dones del Espíritu Santo, con el fin de que realicemos Su voluntad”, explica el obispo.
Para una mejor comprensión de los dones en la Obra de Dios, ellos son clasificados de la siguiente manera:
Dones de la revelación: la palabra de conocimiento, sabiduría, discernimiento de espíritus;
Dones de poder: dones de curar, operación de milagros, fe;
Dones de inspiración: variedad de lenguas, capacidad de interpretar, profecía.
Recordando siempre que el apóstol Pablo dijo: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, distribuyendo individualmente a cada uno según la voluntad de Él.” Corintios 12:11
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