Antiguamente en la relación médico-paciente, existía el modelo “paternalista”. Jamás se solicitaba al médico explicación alguna de su proceder y al mismo tiempo, este tampoco estaba obligado a darla. El enfermo debía obedecer y confiar en el profesional, quien por su parte, debía mantener una autoridad fuerte para cumplir con su deber de buscar el máximo beneficio objetivo del paciente.
Actualmente existe un modelo “autonomista” donde el paciente es capaz y destinatario de toda la información necesaria, así como de ser absolutamente libre para tomar todo tipo de decisiones sobre su propia salud.
Esta nueva forma de entender la relación médico-paciente ha surgido como consecuencia de profundas transformaciones en la medicina y en la sociedad. Gracias al respeto al derecho a la vida, a la integridad física, a disponer de su propio cuerpo los médicos hoy no pueden efectuar ningún tipo de tratamiento sin el consentimiento del paciente.
La ley 17132 (1967) determina que los médicos están obligados a respetar la voluntad de los pacientes en caso de negativa a tratarse o internarse salvo en los casos de inconsciencia, alienación mental, lesiones graves y tentativas de suicidio. Y que en las operaciones mutilantes, se debe solicitar la conformidad por escrito del enfermo salvo cuando la inconsciencia o alienación o la gravedad del caso no admitiera dilaciones, o sea, requiere el consentimiento en forma escrita a los pacientes que sufrirán ese tipo de intervención.
La ley 26529 (2009) amplía el concepto anterior y se exige a los profesionales información clara, precisa, adecuada, adaptada al nivel cultural del paciente para que este pueda decidir sobre procedimientos, plan terapéutico o quirúrgico. La información debe fluir del profesional ya que se encuentra en una posición de superioridad que viene dada por sus conocimientos. Información de “experto a profano”. O sea del “médico al paciente” para que el enfermo a través del diálogo comprenda la información y pueda tomar libremente la decisión.
A los menores de edad, la ley también les reconoce derechos. Se escucha su opinión cuando los niños pueden comprender los alcances de la información que le brinda su médico y a medida que el menor se va haciendo mayor y sus aptitudes aumentan, se lo debe incluir de manera más plena en la toma de decisiones. El consentimiento informado esta dado entonces en función de la edad y del grado de comprensión.
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