Juntos desde hace 26 años, el obispo Sérgio de Lima, de 48 años, y su esposa Marizete de Lima, de 43 años, tienen muchas historias para compartir. Ellos dejaron Brasil en 1992, tres años después del matrimonio, y enfrentaron los más diversos desafíos para llevar la Palabra de Dios por todos los lugares por donde pasaron. Actualmente en los Estados Unidos, en la ciudad de New Orleans, la pareja realiza un trabajo especial de evangelización durante la noche, para ayudar a las personas que viven en situación de calle. Vea a continuación cuáles fueron las dificultades que enfrentaron juntos y que contribuyeron para unirlos aún más.
¿Cómo llegaron a la Universal?
Él: llegué a los 15 años, con una infección en los riñones. Además de eso, yo me sentía mal por haberle dado una pedrada accidentalmente a mi madre, en la infancia. La consecuencia del accidente fue una arritmia cerebral, enfermedad que la hizo dependiente de remedios. Un médico llegó a decir que ella tendría que tomarlos por toda la vida, y por la culpa que yo sentía, sufría. Un día, vimos el programa de la Universal en la TV y decidimos conocerla. Soy de Santos y, en esa época, la iglesia de São Vicente estaba siendo inaugurada. Fui curado apenas llegué. Mi madre, después de muchos propósitos y cadenas de fe, también fui curada. Logramos la paz que nos faltaba. Comencé a trabajar y Dios me bendijo con una beca. Solo cosas buenas sucedieron.
Ella: Yo también conocí la Universal a los 15 años de edad. Soy del Nordeste y llegué a San Pablo, con mi familia a los 8 años. Nosotros teníamos muchos problemas financieros. Por eso, comencé a trabajar de chica para ayudar con el alquiler de la casa. No viví mi adolescencia y tenía un vacío dentro de mí que necesitaba llenarlo. Cierta vez, una amiga de la escuela me invitó a la Universal. En esa época, solo estaba la iglesia de Brás, en la Avenida Celso García. Llamé a mis hermanas y fui. Fue como si hubiese encontrado lo que tanto deseaba.
¿Cómo surgió el llamado para hacer la Obra?
Él: Frecuenté la iglesia por un año y ocho meses antes de entregarme a Dios. Recuerdo el día que el pastor habló de una manera fuerte del nuevo nacimiento. Fue en la reunión de miembros, un miércoles. Fue diferente a todo. Dios me pidió la vida, mi futuro, mis sueños. Luego fui llamado por el pastor para evangelizar en una comunidad de São Vicente. Había una pareja peleando en la primera casa que visité. Les hablé de Dios, oré por ellos. Los llevé a los dos a la Universal el mismo día. Saber que yo había evangelizado a aquellas personas fue una alegría indescriptible. A partir de ese momento, decidí dejar todo para servir a Dios. Yo dejaba de jugar fútbol, que tanto me gustaba, para evangelizar. Me fui de casa a los 17 años y estoy hasta hoy ganando almas.
Ella: Noté que las personas pasaban dificultades y que yo no podía luchar apenas por mí. Cuanto más me dedicaba al trabajo de la Universal, más tenía el deseo de ayudar a las personas.
¿Cómo fue dejar el futbol, obispo?
El día que decidí servir a Dios, sucedieron dos cosas importantes. La primera fue relevancia en el futbol. Jugaba desde los 7 años. Formé parte del equipo de Playa Grande y comencé a destacarme. Mi técnico me decía que, en cualquier momento sería llamado para ser profesional. Exactamente el día que fui a avisarle a mis padres sobre mi decisión de hacer la Obra llegó alguien famoso a mi casa. Era Pepe (José Macia), ex jugador de Santos F.C. Él me pidió que fuese al centro de entrenamiento, una invitación que yo esperé por toda mi vida. Yo vi aquello como una prueba de Dios para ver cuál sería mi decisión. La segunda cosa importante fue la separación de mis padres. Si, por un lado, yo tuve lo que más deseaba, también tuve lo que menos quería. Mi madre estaba alejada de la iglesia y se fue de casa con mis hermanas. Aún así, yo permanecí en mi decisión. Hoy mi madre está en la iglesia, firme con Dios. Mi padre estaba en contra. En cierta ocasión, él llegó a la Universal de Consolación acompañado de policías, para sacarme de allí. Hoy es diferente, él va a la iglesia. Seguir a Dios no es solamente recibir, lo más importante es dar.
¿Y ustedes cómo se conocieron?
Ella: Yo tenía mucho amor por la Obra y por el pueblo y seis meses después de entrar en la Universal de Villa Sabrina fui levantada a obrera. En esa época, Sergio era el pastor de la iglesia y me pidió que cuide la Fuerza Joven. Fue así que nos conocimos.
Él: No había ninguna intención por ella al principio. Yo la aconsejaba, la llamaba siempre para evangelizar. Era soltero, entonces, era todo muy rápido, pero quería encontrar una mujer de Dios. Y veía que Marizete era una joven dedicada. Recuerdo que tomé casi un litro de leche para tomar coraje y pedirle la mano para ser novios (risas). Nos casamos casi dos años después, en 1989. Y estamos juntos hace 26 años.
¿Y cuando se casaron, se quedaron en Brasil?
Ella: Nos casamos en Santos y nos quedamos por allí unos meses más. Después fuimos a São Vicente, Campinas, Jundiaí, São José dos Campos, Ribeirão Preto y Mauá. Volvimos, en seguida, a la capital y nos quedamos en el barrio de Itaquera. En 1992 salimos de Brasil y fuimos a Portugal. Comenzamos a estudiar español y, 11 meses después fuimos a la Universal de Madrid, en España. Nos quedamos tres años y medio allí. Y otros seis meses en Barcelona.
Él: En Barcelona fue una guerra. Cuando salió el registro de funcionamiento de la iglesia, volví a casa y me encontré con muchos reporteros en la puerta. Los medios de Barcelona hicieron campañas contra la Universal. Recuerdo que uno de los titulares del diario decía así: “Universal manda a uno de sus ladrones para robar a los españoles”. Enfrentamos una fuerte persecución. Fuimos expulsados de la casa que alquilábamos y pasamos a vivir en un hotel. Un día, tuve una idea. Pensé que podía atraer más personas sin mencionar el nombre de la Universal. Pasé a presentarme como un conferencista que hablaba sobre las drogas. El pastor auxiliar era ex adicto y daba su testimonio. En seguida, yo oraba por las personas. Logramos reunir 60 personas. Cuando revelé que éramos de la Universal tan solo quedaron diez. Eso me marcó bastante.
Él: De Europa, fuimos a Estados Unidos. California, este de Los Ángeles, San Francisco, San José. Después fuimos a Bakersfield, donde fui consagrado a obispo en 1998. Pasamos por Guatemala, Honduras, El Salvador, Colombia, donde nos quedamos tres años, México y volvimos a Nueva York, en Estados Unidos. Vivimos fuera de Brasil hace 23 años. Ya pasamos por varios estados norteamericanos. Estamos ahora en New Orleans, en el Estado de Luisiana, hace más de un mes. Aquí es un lugar peculiar. En 2005, el Huracán Katrina destruyó toda la ciudad. Ellos renovaron todo, pero aún viven las consecuencias. Existen americanos debajo del puente de los viaductos. Nosotros hacemos el trabajo de los “Ángeles de la Madrugada” y ya cosechamos frutos.
¿Pueden comentar un poco sobre su hijo David?
Él: Marizete no quería tener hijos, pero yo quería tener un equipo de futbol (risas). Nosotros adoptamos a David en Brasil, cuando él tenía tan solo un año. Hoy él tiene 18 años y hace poco se graduó. Quiere ser piloto de avión.
Ella: Yo nunca quise hijos, pero cuando él llegó fue un regalo de Dios. Él trajo alegría y aprendizajes. Nosotros hacíamos la Obra en Guatemala cuando lo adoptamos y esa fue una época muy difícil, porque allí es un lugar muy pobre y sufrido. Él es un chico maravilloso, muy dedicado.
¿Qué consejos pueden darle a las parejas?
Él: Ella forma parte de mí. Eso no sucede de un día para el otro, sino con el pasar de los años. Las luchas, las dificultades, las situaciones que suceden dentro de la Obra de Dios contribuyen para que nosotros crezcamos aún más. Yo siempre observo que nuestra unión aumenta en cada lucha, en cada desafío.
Ella: Hoy yo lo amo mucho más que cuando comenzamos. Con el tiempo, todo se hace real, la unión se transforma en amor concreto. Si uno está mal, el otro también estará. Yo sé que mañana lo amaré más aún.
Perfil de la pareja
Libro favorito
Él: En los Pasos de Jesús
Ella: La Mujer V
Comida predilecta
Él: Bacalao al Lagareiro
Ella: arroz, poroto y bife con una ensalada
Un Hobbie
Él: Sin dudas el fútbol y correr
Ella: caminar
Viaje inolvidable
Él: los tres días de la caminata de Abraham, en Israel
Ella: la primera vez que dejé Brasil para predicar el Evangelio en Portugal
Un sueño
Él: ir al Templo de Salomón
Ella: ir a Israel y al Templo de Salomón
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