En El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde libro del escocés Robert Louis Stevenson publicado a finales del siglo 19, el ilustre y respetado doctor Henry Jekyll bebía una fórmula química que liberaba un lado suyo que generalmente escondía de todos, hasta de sí mismo: Edward Hyde, un hombre mediocre, egoísta, esclavo de los placeres carnales, de apariencia despreciable y sin la menor ética. Stevenson mostraba, en su obra, el hecho de que todos tienen la elección de qué camino seguir y cuáles son los motivos que llevan a alguien a decidir ser malo.
Más de 100 años después, del El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde se revela en una persona en los Estados Unidos. El oncólogo (especialista en el tratamiento de cáncer) Farid Fata fue apresado después de que descubrieron que recetó la quimioterapia a por lo menos 553 personas que no tenían la necesidad de ese tratamiento tan pesado, solo para lucrar sobre ellas. Muchos pacientes, ni siquiera tenían la enfermedad.
Fata afirmó que llegó a recibir de operadoras de obras sociales US$ 17 millones. Pero lo peor es que comprometió la salud de centenas de personas. La “quimio”, como es popularmente llamada, es la administración de medicamentos que actúan en las células cancerígenas, pero también pueden afectar a las células saludables por un tiempo.
Muchos pacientes del médico murieron con las complicaciones después del tratamiento y uno de ellos recibió la quimioterapia por cinco años, cuando lo ideal en su caso era tan solo seis meses. ¿Por qué la ganancia llevó a un profesional que era considerado serio y respetable a matar o a perjudicar irreversiblemente a personas que dependían de él?
Más allá de las recetas innecesarias, el médico, dueño de siete clínicas de Detroit, Michigan, también ya había sido juzgado por lavado de dinero, fraude y asociación ilícita. Antes de la sentencia, cae en el llanto y dijo estar “horriblemente avergonzado” y que “rezaba”, en sus palabras, por penitencia. Fue condenado a 45 años de prisión.
En el caso de Fata, no fue necesaria ninguna fórmula química como la del doctor Jekyll – que, en el fondo, siempre fue una excusa. Él mismo optó por aprovecharse del miedo de los pacientes y sus familiares para abusar de la confianza de ellos y enriquecerse con eso.
Piense bien: ¿qué impedía a Fata de elegir trabajar correctamente y salvar vidas, y también ser próspero? Muchos profesionales de salud honestos y éticos enriquecieron.
Así como el criminal de Detroit, ¿cuántas veces nosotros mismos nos vemos delante de situaciones en las que podemos aprovecharnos de algo o de alguien, incluso en cosas que consideramos pequeñas? Es el caso de fortalecer nuestra estructura espiritual y, por consecuencia la moral. Cabe a cada uno decidir si será Jekyll o Hyde, una persona decente o un monstruo, y luchar con las consecuencias que pueden inclusive influenciar otras vidas a su alrededor.
Y usted, ¿Cuál es su decisión?
[related_posts limit=”15″]