Consiste en episodios de cambios de color en los dedos de las manos y los pies durante la exposición al frío en en respuesta al estrés emocional.
Aunque es normal que el volumen de sangre disminuya en fríos extremos, las personas con el fenómeno de Raynaud son altamente sensibles a las bajas temperaturas y pueden desarrollar ataques aunque estén en cuartos con aire acondicionado o cuando agarran una bebida fría. Un ataque del fenómeno de Raynaud dura generalmente de 10 a 15 minutos.
Si esta condición se presenta en ausencia de enfermedad, se le conoce como fenómeno de Raynaud primario. Este fenómeno también puede ocurrir en asociación con varias formas de artritis como la artritis reumatoide, esclerodermia y lupus. A esta forma se le llama fenómeno de Raynaud secundario.
Los síntomas que pueden indicar el fenómeno de Raynaud secundario incluyen artritis, erupciones cutáneas o cambios en la textura de la piel, falta de aliento o pérdida de peso.
Brígida Gigena sufría con el fenómeno de Raynaud secundario, lo que le generaba graves trastornos: “El tejido de las manos y pies se necrosaba y se me llenaban las manos de pus, tenía que aplicarme una hoja especial que me traían del norte del país para que pudiera supurar”, recuerda.
Esa situación era desesperante y llegó a provocarle problemas en su relación matrimonial, “mi marido se enojaba porque yo estaba mal todos los días”, afirma Brígida, que pensaba en matarse para terminar su sufrimiento: “Fantaseaba con morir inhalando gas o con tirarme al río para ahogarme, pero no lo hacía por mi hija, pensar en ella me lo impedía”.
Ese sufrimiento terminó cuando Brígida conoció la Universal. “Volvía caminando del hospital usando zapatos más grandes, caminando con los talones porque me dolía mucho. Así pasaba por la puerta de la iglesia. Estuve casi dos años pensando en entrar, hasta que un día me decidí. Volví a mi casa diferente. Tuve una noche de sueño reparador como hacía mucho que no tenía. Tiempo después, dejó de producirse pus en mis extremidades, no me di cuenta bien cuándo fue, pero gracias a Dios ahora estoy curada. Hoy me realizo controles periódicos y todos salen bien, recuperé mi salud y tengo una vida plena gracias a la fe”.
Síntomas
· Los dedos de las manos y los pies cambian de color, pasando del blanco al azul y después al rojo.
· Dedos que se sienten fríos y entumecidos por la falta de circulación.
· Dolor punsante u hormigueo en los dedos.
Martes a las 8, 10, 16 y principalmente a las 20hs en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más próxima a su casa.
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