El pasado viernes 28 de agosto fue el “Día Nacional por una Argentina sin Chagas”, una enfermedad que es endémica en 21 países de América. En Argentina, se calcula que más de siete millones de personas están expuestas a la infección y que al menos un millón y medio sufre la enfermedad.
La enfermedad es transmitida por un insecto, la vinchuca, que vive en zonas cálidas y secas, preferentemente en viviendas construidas con paredes sin revoque, techos de paja o en corrales.
Una vinchuca infectada pica al ser humano, le transfiere un parásito, el Trypanosoma cruzi, que después de multiplicarse llega al torrente sanguíneo. Cuando una vinchuca no infectada pica a la persona, pasa a ser portadora del parásito y el ciclo vuelve a comenzar.
La enfermedad afecta al sistema nervioso, al sistema digestivo y al corazón. Infecciones crónicas dan como resultado desórdenes neurológicos como por ejemplo la demencia, daño en el músculo cardíaco (miocardiopatía) y algunas veces la dilatación del tracto digestivo (megacolon y megaesófago). Sin tratamiento, la enfermedad de Chagas puede ser mortal, por lo general debido a la miocardiopatía.
Prevención
1- Mejorar la calidad de las paredes, techos y suelos de las viviendas.
2- Utilizar insecticidas modernos que permitan matar la vinchuca.
3- Conocerla, aprender a identificarla y diferenciarla de otros insectos.
4- Si ha sido picado por vinchucas, consultar inmediatamente al médico.
5- Denunciar a la autoridad sanitaria correspondiente la existencia de vinchucas.
“Me curé del Mal de Chagas y no tengo secuelas”
Selva Guerra nació en Santiago del Estero, una zona caliente para el contagio del Mal de Chagas. Su hermano falleció por esta enfermedad y su padre también la sufrió.
Hace algunos años, Selva empezó a sentirse mal. Se mareaba, tenía arritmia, se agitaba y no podía conciliar el sueño: “Dormía entrecortado, no podía descansar bien, por eso fui a ver al médico. Al preguntarme por mis antecedentes familiares, me mandó a hacerme un análisis serológico, donde los resultados dieron positivo para el Chagas”, cuenta.
En ese entonces, Selva ya participaba de las reuniones de la Universal, por lo que ya contaba con la fe como herramienta para lograr su sanidad. “Hice las cadenas de oración, determiné mi sanidad y al tiempo volví a hacerme nuevos estudios. Gracias a Dios salieron bien, estoy curada y no tengo ninguna secuela de la enfermedad”, concluye feliz.
Martes a las 8, 10, 16 y principalmente a las 20hs en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más próxima a su casa.
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