Una pesadilla de la adolescencia aún estremece a algunas mujeres surcoreanas, que fueron obligadas a prostituirse por el ejército japonés entre 1930 y 1945, a fines de la Segunda Guerra Mundial. En aquella época, Japón obligó a 200 mil mujeres a prostituirse en burdeles donde los soldados eran atendidos, en Tokio. La mayoría de esas mujeres eran surcoreanas, pero también había chinas, filipinas y otras asiáticas. Ellas habían salido de su país de origen con la falsa esperanza de un empleo en Japón. Eran llamadas como “mujeres de confort” o “damas de consuelo”, por “ayudar” a los soldados a no adquirir enfermedades de transmisión sexual con prostitutas, y también disminuían el riesgo de espionaje, como lo justifican los líderes japoneses.
La surcoreana Gil Won Ok (foto de abajo), de 88 años, es una de las sobrevivientes. Ella fue llevada a uno de esos prostíbulos en 1940, cuando solo tenía 13 años. Gil Won exigió una disculpa por parte de los líderes del país por los años de abuso sexual, durante los cuales fue contagiada de sífilis y desarrolló tumores. Luego de ser sometida por un médico militar, le fue extraído el útero, incapacitándola para tener hijos.
Dos años más tarde, en 1942, fue el turno de Lee Ok Sun, hoy también con 88 años, de ser llevada a un campo de aviación chino, a los 15 años de edad. Ella fue violada repetidamente. Más tarde fue trasladada a varios prostíbulos militares japoneses. Para algunas mujeres, las mismas escenas se repitieron incluso por más de 20 años, hiriendo la dignidad y robando los sueños de construir un futuro sin traumas.
Sin indemnización
Ya han pasado y se han cumplido recientemente 70 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, y las mujeres que guardan en su interior las marcas de un pasado sórdido, aún esperan que Japón reconozca el crimen cometido – el tema es polémico y casi no es comentado en el país.
Este año, durante una manifestación en Seúl, capital de Corea del Sur, un anciano, de 81 años, se prendió fuego exigiendo el pedido sincero de perdón de los japoneses, frente a la embajada de Japón.
En 1993 el gobierno japonés pidió perdón públicamente, pero nunca quiso pagar ninguna indemnización, por eso aún es acusado por la desconsideración hacia las víctimas.
En junio de este año, diez mujeres surcoreanas reclamaron una indemnización equivalente a casi 16 millones de dólares. Hoy, solo 50 de estas “mujeres de confort” continúan vivas en Corea del Sur, de acuerdo con registros del gobierno.
¿Existe perdón para un abuso?
La violencia sexual desencadena una mezcla de emociones. Sin embargo, más que el desprecio, la injusticia y la angustia es el sentimiento de perdón no concedido, y con él, la culpa por ser la víctima. Era exactamente así que la joven Valdeíza Reis, de 25 años, se sentía por haber sido abusada por su tío cuando solo tenía 9 años de edad. Un tormento que duró 7 años y como consecuencia intentó suicidarse dos veces. Haga click aquí para saber cómo terminó esta historia y lo que ella hizo para librarse de la angustia.
Si usted está viviendo algún tipo de violencia doméstica, abuso sexual o moral, busque hoy mismo el Proyecto Rahab en una Universal más cercana a usted.
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