Las mujeres tienen el potencial necesario para ser la esposa perfecta. No es que no tengan defectos- tienen muchos, así como los hombres -, pero poseen algunos dones y cualidades exclusivamente femeninos, que, si son trabajados, perfeccionados y colocados en práctica, traerán beneficios incontables para la relación, al punto de que el marido no tenga dudas de que tiene la mejor esposa que podría tener.
Conozca 8 de esas características que la mejor esposa tiene:
Ella es bondadosa– Se preocupa en hacer para su esposo lo que él espera que haga, y no lo que le gustaría hacer. Su preocupación debe ser atender su necesidad, aunque no corresponda a aquello que usted cree que él necesita. Independientemente de que él quiera ser bondadoso o no con usted, su conducta no debe cambiar.
Cuando la mujer toma la iniciativa de cambiar, influencia a su marido a también querer cambiar. Vea algunos consejos:
Póngase en el lugar de él y sabrá exactamente lo que él quiere de usted.
*Si lo que usted va a decir no es necesario o va a enojarlo, entonces, no lo diga.
*Usted no siempre tiene que tener una palabra para decir, sino que siempre tiene que estar lista para oírlo.
*No siempre lo que a usted le gustaría que él hiciera, es lo que a él le gustaría que usted hiciera por él. Tal vez la necesidad de él es otra. Descúbrala.
Ella lo aprecia – Esté atenta a las necesidades de su esposo. Colóquelo en la cima de la lista de sus prioridades. Si él le pidió algo, hágalo cuanto antes, eso hará que él se sienta especial. Cuide las cosas de él, mantenga su ropa limpia y organizada, haga la comida que le gusta, esfuércese en agradarlo, pues, de esa forma, estará mostrando lo cuánto le importa. Vale recordar que su esposo representa al Señor Jesús. ¿Usted trataría al Señor Jesús de cualquier manera?
Ella es transparente– La mujer tiene un pésimo hábito de esperar que el marido adivine lo que ella siente o piensa. Si está triste, quiere que él tenga la sensibilidad para percibirlo; si está enojada, él tiene la obligación de saber el motivo, al fin de cuentas, él es el motivo. ¿No es así? Es necesario que sepan que los hombres no son así. Si quiere que él sepa sobre algo, tiene que decírselo con todas las letras. Los hombres no entienden el lenguaje corporal, esa habilidad es de las mujeres. Él realmente necesita escuchar lo que usted quiere realmente de él.
Ella es flexible – Salida de la rutina de vez en cuando. Después de un día de trabajo, muchas tareas esperan por la mujer en la casa, pero ¿qué tal si de vez en cuando, las deja de lado para hacerle compañía a su marido, sentarse con él y oírlo hablar sobre aquel tema que a él tanto le gusta, pero que usted no tiene la costumbre de darle tanta importancia? Sorpréndalo interesándose por sus intereses.
Ella es fuerte – La fuerza de una buena esposa está en su comunión con Dios. Cuando la mujer, delante de las dificultades, se muestra confiada y, en vez de quedarse lamentando o quejándose, busca medios para arreglar el problema y ofrece su apoyo al marido, él se siente alentado a luchar, sus fuerzas son renovadas y tienen el estímulo necesario para seguir adelante. Si un hombre tiene al lado a una mujer fuerte y determinada, seguramente va a sacar fuerzas de la debilidad para superarse y, por fin, la hará sentirse orgullosa de él. Y vale destacar que la mujer se vuelve débil cuando deja que sus emociones la guíen.
Ella se cuida – Invierta en usted. Cuide su apariencia y su salud. Haga eso primero por usted y después por su marido. Si cuando era soltera usted se cuidaba, mucho más ahora, que está casada. Su marido se sentirá orgulloso de usted y con seguridad pensará dos veces antes de pensar en otra mujer.
Ella es guerrera – No sea perezosa. Realice sus tareas con empeño. Dé su mejor en casa y en el trabajo. No se acomode, salga de su zona de confort y arremánguese. Si usted sabe que necesita limpiar la casa, que debe lavar la ropa y planchar, y debe preparar el almuerzo, ¿por qué no comienza rápido? Planee su día para que, al final de él, usted tenga la agradable sensación de haber cumplido, en vez de sentirse frustrada por no haber ni siquiera hecho sus obligaciones.
Ella es sumisa – Las feministas ven la sumisión como debilidad, pero la verdadera fuerza de la mujer está justamente allí. Sin embargo, no se trata de sumisión siega, en la cual la mujer es sometida por el hombre y se convierte en un trapo. No. La verdadera sumisión es aquella en la que la mujer reconoce al marido como cabeza del hogar y se coloca en la posición de su auxiliadora, permitiéndole ejercer el papel de líder, pero siempre se pone en su posición y expone su opinión con sabiduría, sin faltarle el respeto. Cuando el hombre se siente respetado por la esposa, él naturalmente tiene placer en agradarla. Considere lo siguiente: él es la cabeza y usted es el cuerpo, y eso incluye el cuello, que es el responsable tanto por el sustento como de los movimientos de la cabeza. ¿Captó el mensaje?
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