“Volviéndose a la religión en la prisión, un brasileño termina del otro lado de las rejas”. Ese es el título del artículo de la periodista Taylor Barnes (foto de abajo), del diario norteamericano más respetado del mundo, el The New York Times (NYT), en la edición impresa el último 12 de septiembre.
El 21 de mayo, la periodista desembarcó en el municipio de Sapé, en el interior de Paraíba, para conocer de cerca la historia de superación de Antônio Galdino da Silva Neto, de 48 años. Un hombre que alcanzó un hecho inédito al ser el único ex presidiario que se volvió director de una penitenciaría. “Recibir la visita de la periodista Taylor Barnes fue una sorpresa. Ella dijo que no existe, en todo el mundo, un ex presidiario que haya asumido la dirección de una prisión. Su curiosidad era esa”, contó Silva Neto, que dirige el Presidio Regional de Sapé hace 4 años.
“Historias de transformaciones fervientes son frecuentes en las prisiones brasileñas, donde, en medio de la desesperación y el abuso, las visitas de los grupos cristianos prevalecen. Algunos son tan tomados por su nueva fe que eligen quedarse dentro de la prisión por más tiempo, incluso después de su libertad. Eso es lo que Antônio Galdino da Silva Neto hizo, teniendo un camino de vida anormal: un policía, que se convirtió en un asesino condenado y después se convirtió en el director de la prisión.” Así comienza el reportaje de Taylor.
Silva Neto fue policía militar durante cinco años en Paraíba, hasta que por un disparo accidental, falleció su esposa, por lo que estuvo condenado a 15 años de prisión, en 1992. En su carrera policial, él se describe como un hombre muy violento, que había cometido una serie de asesinatos estando de guardia y había arrestado a ladrones y traficantes de drogas que, más tarde, se volverían sus compañeros de celda.
Después vivió situaciones inimaginables en la unidad penitenciaria, como pasar una semana desnudo viendo larvas pasando por el piso. “El olor de las personas, olor a orina, sudor, perfume, desinfectantes… Es difícil describir. Un calor intenso y, a veces, casi insoportable. Las celdas llenas, sin espacio para moverse ni para la entrada de aire”, él resume.
El director le contó a la periodista los días de amenaza vividos en la prisión. Él también recordó un asesinato del que fue testigo dentro del complejo. En otra ocasión, al levantarse a la noche para ir al baño, se encontró con un hombre siendo violado por otros cuatro. “Comencé a vivir en el infierno.”
Una oportunidad en la soledad
Después de estar viviendo durante muchos años las peores pesadillas, surgió el rumor de que el nombre de Silva Neto estaría en la “lista de ajustes de cuentas” en la prisión. La dirección de la policía entonces decidió colocarlo en una celda solitaria. Y fue allí, después de solamente 20 días, que él recibió la visita de un pastor de la Universal. “Silva Neto oró fervorosamente y pidió volver a una celda compartida. El director le dijo: “Hombre, la Biblia no le va a impedir que lo apuñalen en el patio”, describe la publicación.
Sin embargo, Silva Neto estaba decidido y nada le impidió cambiar. Él se libró de sus armas y comenzó a evangelizar a otros prisioneros. Después de cumplir 5 años de su sentencia, fue concedida la liberación por buen comportamiento.
Un nuevo mundo
Después de trabajar como diputado y conquistar la confianza en libertad, el ex detenido fue sorprendido por un desafío, en el 2011: una invitación de un gobernador para ser el jefe de una de las prisiones del estado. Y desde entonces ha hecho la diferencia en el cargo, luchando y creyendo en la reinserción en la sociedad del detenido. Sus estrategias han sido exitosas y han servido de modelo para otras unidades.
Actualmente, él se prepara para ser abogado criminalista. Explica que se emociona al ver la transformación en la vida de un reeducado. “Reeducados es la forma como llamo a los hombres que están bajo mi custodia. Tengo consideración por cada uno de ellos. Y sé que cada uno de los 160 internos tienen respeto y cariño por mí.”
La historia de Silva Neto, que hoy traspasa las fronteras, es la prueba de que todos pueden cambiar su propia historia.
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