La gloria del Señor llenó el Templo.
Aquel Templo era la Casa de Dios.
¿Cuál era la condición de aquella Casa?
Estaba limpia, pura, santa y nueva.
¡Es así que viene el Espíritu de Dios!
Cuando Su Presencia es derramada,
todos reconocen que Dios es bueno,
a través de aquellos que fueron bautizados.
Y se vuelven a Él también.