Alicia Colque sufrió porque perdió a su madre cuando era muy pequeña, a raíz de esa pérdida su padre comenzó a beber y eso repercutió en los cuatro hermanos que fueron separados. Cuando conoció a su esposo pensaba que iba a tener una vida mejor, pero su marido comenzó a tomar alcohol, era muy celoso y la maltrataba verbalmente. “Yo lo rechazaba a mi esposo porque había visto a mis padres pelear mucho en mi infancia, pero pensaba que tenía que soportar esa situación, creía que era normal. Después tuve hijos y ellos sufrían junto conmigo. Económicamente estábamos mal, no tenía ni para comer”, cuenta.
En ese tiempo ella se enfermó del estómago, tuvo gastritis, una hernia umbilical, problemas de vesícula y una eventración. “Me operaron seis veces, me sacaron la vesícula y el apéndice y me pusieron una malla. Por eso vivía angustiada, desilusionada y llorando, porque incluso perdí embarazos y tenía hemorragias”, cuenta.
Ella buscó ayuda en la casa de los espíritus, quería una salida por eso aceptaba hacer lo que le indicaban, pero no hubo resultados. El peor momento, fue cuando ya no sabía que hacer, entonces, un muchacho que trabajaba en su negocio la invitó a la Universal. “Él me veía mal operación tras operación y me habló de la iglesia, pero yo no quería saber nada, durante un año me invitó. Hasta que finalmente acepté ir a la iglesia y ese día no me lo olvido más. Recuerdo que lloraba porque había encontrado lo que tanto estuve buscando, esa noche pude dormir.
Perseveré en las reuniones y fui saliendo adelante, incluso mi esposo comenzó a ir conmigo. Mi salud fue restaurada cuando manifesté mi fe. Determiné mi sanidad, materialicé mi fe y Dios me respondió, nunca más tuve hemorragias y mi organismo está saludable.
Mi esposo dejó el alcohol, hace 8 años que no toma más, cambió completamente, ahora tenemos diálogo. Puedo decir que mi familia está bendecida, hoy veo las maravillas de Dios en mi vida”, finaliza sonriendo.
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