Un hecho que no se puede negar es que internet vino para quedarse, y no estoy aquí para demonizarla. Sé que ella facilita la vida de varias formas, como en el aprendizaje, en el comercio, en los transportes, en la comunicación e incluso nos ayuda a estar más presentes en la vida de las otras personas. Mirándolo desde ese punto de vista, podemos decir que ella unió a las personas, pero por otro lado, también las dividió.
Nosotros interactuamos por e-mails, blogs, webtvs, videos, mensajes, etc., pero, exactamente por tener a nuestro alcance una herramienta tan poderosa, necesitamos saber usarla y así poder sacar ventaja.
Según las investigaciones, los brasileños son subcampeones de pasar más tiempo en internet. Pasan cuatro horas diariamente en actividades como juegos, chats, estudios y redes sociales. Y justamente las redes sociales han ganado los mayores cambios en el comportamiento humano. Ellas cambiaron no solamente las relaciones, sino la forma en que las personas consumen y opinan sobre todo.
Están aquellos que aumentaron sus rendimientos financieros e hicieron proyectos y eso es muy bueno.
Debido a que es tan atractivo, cada uno tiene su concepto. Yo sé que si dijera que es interesante estar en las redes sociales algunas personas no estarían de acuerdo. Y si yo dijera que no es bueno, otras personas hasta me perseguirían.
Por lo tanto, mi opinión no es para que usted entre o salga de ellas, sino que sea consciente cómo pueden influenciarlo en todo.
Todos ya deben haber visto el gran número de personas que viven engañadas en las redes sociales, pues la vida que ellas muestran por las fotos es muy interesante. La vida real, sin embargo, no es así. Ellas poco saben sobre las conversaciones cara a cara.
No son pocas las personas que se exponen con el simple deseo de ser vistas y amadas. Sin contar aquellas que gastan un tiempo precioso husmeando la vida ajena.
Están los que divulgan mensajes cristianos, pero dan mal testimonio, pues se involucran en discusiones, comparten contenidos inapropiados, dicen malas palabras, viven para pinchar a los otros, etc. La incoherencia virtual es una señal de un desajuste interior o hipocresía.
El uso de las redes sociales puede pasar de lo normal a ser un vicio en apenas un paso. Hay personas que entraron con buenas intenciones de encontrar amigos antiguos y comunicarse mejor con su circuito de amistades, pero verificamos, con mucha tristeza, que algunos fueron atrapados por las ofertas tentadoras de traición, chismerío, calumnias, mentiras, deseo de aceptación, popularidad, etc.
¿Cuántas han sido las críticas y comentarios maliciosos esparcidos en páginas, y fotos que solo han servido para apagar la llama de la fe que usted luchó tanto para tener? Sin contar los que cayeron en la fe y no lograron levantarse, por no alejarse de la fuente que los contaminó.
Por lo tanto, sepa aprovechar lo que hay bueno en internet y crezca. Elija bien sus prioridades en la vida y no correrá el riesgo de perderse en las propuestas ilusorias ofrecidas por allí.
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