Usted ya debe haber oído frases como “por ser gorda, debe ser descuidada con la salud” o “¿Por qué aquella no se alisa el cabello?” Tales acusaciones no suenan bien y muestran como mínimo, cierta falta de respeto. Hay quienes defienden que las conversaciones como esas no pasan de una simple opinión. La verdad es que son críticas cargadas de sentencias y con una porción innecesaria de prejuicios.
¿Quien le pidió opinión?
“Cuando usted juzga a los otros, usted no los define sino que se define a sí mismo”, dice el escritor americano Wayner Dyer. Él no está equivocado. Muchas personas piensan que tan solo están dando una inofensiva opinión, pero están revelando un poco más de su propia esencia.
Desde la opinión ácida al respecto de aquel look del día (look de los otros, claramente) al comentarios de que aquella mujer estaría mejor con alguna cirugía plástica, o tales pensamientos propios revelan mucho sobre quien los pronuncia. Es la señal de una insatisfacción personal, de una innecesaria envidia, o simplemente, de la falta de algo mejor para hacer.
Conversamos con las jóvenes Nayara Fonseca, de 19 años, y Maray Pinheiro, de 18 años. Ambas conocieron la condenación en la piel, solo que en posiciones inversas. Nayara cuenta que tenía el hábito de juzgar a las personas, sobre todo por la apariencia. Maray, por su lado, tenía que lidiar con ese tipo de opinión. “Yo creía que si la persona estaba muy bien vestida, se creía superior. Y, claro, perdí grandes amistades, pues las personas a mi alrededor se terminaban acercando a quien yo juzgaba”, comenta Nayara. Por otro lado, Maray, dueña de una cabellera ondulada, le contó a la Folha Mulher que sufrió con la opinión de quien la inferiorizaba por no encajar en el padrón del cabello liso y lacio. “Además de ser juzgada, yo también me juzgaba y me creía fea y sin gracia”, dice.
Nayara admite que el cambio sucedió cuando ella aprendió a valorar sus cualidades – sin preocuparse con la vida ajena – y pasó a ver al prójimo con otros ojos. Cuando nos valoramos, además de que nos apreciamos, apreciamos a otras personas, pues siempre encontramos algo para elogiar. Si todo va bien con nosotros, estaremos bien con los otros”, revela.
Cambie su enfoque
Si usted no tiene algo positivo para decir, ¿por qué no guarda sus palabras? Cuando usted hace un comentario negativo y cree que se justifica como una “crítica constructiva”, usted se muestra, un poco desagradable.
Aprenda a callar aquella voz dentro suyo, siempre lista para criticar a los otros. Quien está atenta a los defectos y debilidades de las otras personas difícilmente logra hacer un auto análisis. Busque ser más tolerante con las diferencias. Incluso porque, cuando usted apunta el dedo para los demás, otros tres la apuntan a usted. Basta solo contar. Pruébelo.
Godllywood
El Godllywood tiene como objetivo ayudar a mujeres en todas las situaciones, siempre y cuando ellas realmente quieran recibir la ayuda y ser moldeadas para ser mejores mujeres. Para más información sobre el grupo y para saber cómo participar de los proyectos, acérquese a una Universal cercana a usted.
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