El liberal Justin Trudeau es el primer ministro más joven de Canadá (desempeña funciones de jefe de gobierno), electo por mayoría de votos, poniéndole fin a 9 años de dominio conservador.
Aunque sea hijo de Pierre Elliot Trudeau (Foto de abajo) (fue primer ministro dos veces durante 16 años y falleció en el 2000), el nuevo primer ministro podría no haber seguido los pasos de su padre; y sus rivales conspiraron para que eso ocurriera, afirmando que él, a los 43 años de edad, aún no estaba preparado. Pero, aunque nadie haya apostado en la victoria de Trudeau, en medio a una disputa con dos adversarios aguerridos, parece que su futuro ya estaba planeado cuando aún era un bebé.
Según el periódico canadiense CBC, Trudeau aún usaba pañales cuando el ex presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon hizo una visita de Estado a Canadá, en 1972. Nixon realizó un brindis por sus entonces 4 meses de edad. En ese momento, el padre del niño era el primer ministro del país.
“Esta noche vamos a prescindir las formalidades. Me gustaría brindar por el futuro primer ministro de Canadá Justin Pierre Trudeau”, afirmó Nixon, levantando una copa con agua, en Otawa, capital canadiense. Pierre Trudeau respondió que, en el caso de que su hijo nunca se convirtiera en el líder, “que él tuviera la gracia y la habilidad del presidente”.
Justin Trudeau recorrió muchos caminos hasta decidir ingresar a la carrera política. Se graduó en literatura inglesa y ciencias de la educación, trabajó como guía de rafting, monitor de snowboard, empleado en un bar y también viajó un poco por el mundo.
Si fue una coincidencia o no finalmente haber elegido la política, la verdad es que esa “profecía” de Nixon, que quizás haya sido una broma, se terminó cumpliendo 43 años después. La historia, que salió a la luz recientemente, ya fue divulgada por los principales periódicos del mundo y muestra el poder de una palabra.
Una palabra puede bendecir o maldecir la vida de una persona, puede destruir una vida o construir esperanza. Dependiendo de lo que usted diga, puede cambiar para bien o para mal el rumbo de cualquier situación. Cuando utilizamos nuestra boca para pronunciar buenas palabras, ellas suceden.
“Todo el tiempo estamos frente a la opción de utilizar nuestras palabras con sabiduría o con displicencia. En general, lamentablemente nuestra cultura actual incentiva a las personas a no prestarle la debida atención a las palabras que dicen”, afirma en el libro “50 Tonos para el Éxito” el escritor y conferencista J. Edington.
No se boicotee
Una de las peores cosas que un ser humano puede enfrentar es el auto boicot, ¿y cómo sucede esto? “Si sus palabras son negativas, si siempre está esperando lo peor, se está boicoteando”, advierte Edington. El autor aconseja a deshacerse de la sensación de que solo las cosas malas sucederán. “Esto es fe” utilizada de una manera negativa para alimentar a las dudas. La duda alimentada se convierte rápidamente en una duda concretada, y es el camino más rápido para interrumpir el desarrollo de una persona. Usted está saboteando sus esfuerzos con sus propias palabras. Con esta clase de auto boicot, no necesita enemigos”, explica.
¿Qué ha profetizado para su vida y para su familia? ¿Cómo se ve dentro de algunos meses o incluso años? Todo dependerá de las palabras que usted utilice para construir ese puente hasta su objetivo final.
Utilice su lengua, que es un arma poderosa, para su propio beneficio, los resultados lo podrán sorprender, como le ocurrió a Justin Trudeau.
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