Cambiar y adaptarse a distintas situaciones es un proceso natural. En una relación sentimental es normal que la pareja haga algunos ajustes antes de casarse. Entre amigos y familiares, los cambios a veces surgen con el objetivo de agradar a quien se quiere. La flexibilidad sirve para solucionar problemas que podrían ser imposibles de resolver si nadie estuviese dispuesto a ceder. Hasta ahí no hay ningún problema, sin embargo, cuando una cambia constantemente solo para agradar a terceros algo no anda bien.
Algunas mujeres para no sentirse solas hacen de todo para agradar a sus amigas, abandonan sus propias opiniones y lo que les gusta en un intento forzado para caer bien, de esta manera van perdiendo su identidad. La psicóloga Daniela Knapp Vargas, explica que el deseo de agradar a cualquier costo lleva a muchas personas a dejar de lado sus deseos y gustos. Según ella, el miedo a decepcionar esclaviza. “En lo más profundo, lo importante para esa persona es la aprobación y la felicidad de los otros. Con el pasar del tiempo, sin darse cuenta, ella no le encuentra sentido a su vida y se siente sofocada por esas cosas que no le gusta hacer”, afirma y agrega que “la clave es equilibrar nuestra individualidad con la del otro, buscando consenso y respeto por lo que la otra persona es, representa y significa para nosotras. Esto sin dejar nuestra identidad, objetivos personales y sueños de lado”.
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