Probablemente ya ha escuchado frases como “está gorda, ¿no debería cuidar su salud?”, o “¿por qué no se plancha el pelo?”. Esas opiniones no suenan bien y muestran, como mínimo, una falta de respeto. Quizás algunos piensen que esas frases solo expresan una simple opinión, pero la verdad es que son críticas malintencionadas y con una dosis innecesaria de prejuicios.
¿Quién le pidió su opinión?
“Cuando uno juzga a los demás, no los define, sino que se define a sí mismo”, dice el escritor estadounidense Wayner Dyer, y no se equivoca. Muchos piensan que están dejando una opinión inofensiva, cuando en realidad revelan su propia esencia.
Desde la opinión ácida sobre el look de otra mujer, al comentario de que aquella mujer quedaría mejor si se hiciera algunas cirugías, los comentarios dicen mucho sobre quien los realiza. Son señales de una insatisfacción personal, de una envidia innecesaria o, simplemente, de falta de algo mejor para hacer.
Cambie su objetivo
Si usted no tiene nada positivo para decir, ¿por qué no guardarse las palabras? Cuando emite un comentario negativo y cree que se justifica como una “crítica constructiva”, usted se muestra como alguien desagradable.
Aprenda a silenciar esa voz que grita dentro suyo, siempre lista para criticar a los demás. Quien está atenta a los defectos y fragilidades de los demás difícilmente logre analizarse a sí misma. Busque ser más tolerante con las diferencias. Porque cuando una persona señala a los demás con un dedo, otros tres la están señalando. Haga la prueba.
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