«Y Se le apareció el Señor, y dijo: No desciendas a Egipto; quédate en la tierra que Yo te diré. Reside en esta tierra y Yo estaré contigo y te bendeciré porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre Abraham. Y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, porque Abraham Me obedeció, y guardó Mi ordenanza, Mis mandamientos, Mis estatutos y Mis leyes.» Génesis 26:2-5
El primer pensamiento que pasó por la mente de Isaac, impulsado por la crisis y el momento difícil de sequía y hambre, fue «descender a Egipto».
• Egipto representaba una potencia en la época, aparentemente era la solución para la escasez, la miseria y el peligro que estaban atravesando. El momento que él estaba viviendo tenía una gran similitud con el que estamos viviendo en nuestra nación, en Argentina.
El pensamiento de descender a Egipto significaba tomar una actitud a su manera frente a ese problema.
• Era actuar con la fuerza del brazo. Sin embargo, Dios le dijo: «¡No desciendas!», porque Dios nunca baja, ¡siempre SUBE!
Hoy, descender a Egipto equivale a:
-Dudar.
-Negar la fe.
-Lamentarse.
-Acomodarse.
-Intimidarse.
-Desertar.
-Murmurar.
-Esperar.
«Bajar» es lo que el diablo desea: robarle la fe a la persona, como lo intentó con la fe de Isaac, en aquel momento.
• Isaac, siendo el hijo de la promesa, al bajar a Egipto, estaría solo.
• Por esta razón, Dios le dijo: «Reside en esta tierra, y Yo estaré contigo».
• Como resultado de esta actitud, Dios le otorgó las 7 promesas, las mismas que le hizo a su padre Abraham:
1. Yo estaré contigo.
2. Te bendeciré.
3. Le daré a tu descendencia todas estas tierras.
4. Confirmaré contigo el juramento que Le hice a tu padre Abraham.
5. Multiplicaré tu descendencia.
6. Daré a tu descendencia todas estas tierras.
7. En tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra.
Así como Dios estuvo con Abraham, estaría con Isaac, porque deseaba que él también fuera Su amigo y diera testimonio a los demás.
¿Cuál era la condición? ¡No descender!
No se conforme con estar por debajo del promedio; usted debe estar en lo más alto, tanto en pensamientos como en actitudes.
Aunque Isaac ya era rico, Dios quería que heredara la bendición espiritual. Abraham también atravesó tiempos de sequía, pero prevaleció, y era responsabilidad de Isaac seguir los pasos de su padre.
Cada semilla que sembró ese mismo año, a pesar de las dificultades y de los desafíos, con obediencia y confianza, produjo frutos.
«Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno. Y el Señor lo bendijo. Y el hombre se enriqueció, y siguió engrandeciéndose hasta que llegó a ser muy poderoso.» Génesis 26:12-13
Desde el primer domingo de este año hasta el último de este mes, el 28 de enero, usted tendrá la oportunidad de actuar como Isaac.
Usted no necesitará cambiar de país, provincia o rumbo, porque Dios lo bendecirá dondequiera que esté, por su obediencia y por confiar en Sus promesas.
«Isaac volvió a cavar los pozos de agua que habían sido cavados en los días de su padre Abraham […] Cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle encontraron allí un pozo de aguas vivas.» Génesis 26:18-19
Crea, obedezca y siembre para que este primer trimestre del año (enero, febrero y marzo), encuentre pozos de Agua Viva.
Tenga experiencias con Dios.
Aunque haya dificultades, como:
– Falta de lluvias.
– Envidia.
– Tapen los pozos, los ojos y la boca.
¡Dios estará con usted!
En aquel entonces, un pozo de Agua Viva era más valioso que un pozo de petróleo de la actualidad.
El Agua Viva era más preciosa que una mina de oro.
El 12 de enero, en la novela Génesis, se presentará el episodio en el que Isaac siembra y cosecha 100×1.
Como Isaac obedeció y sembró, aunque no lloviera del cielo a la tierra, Dios hizo «llover» de abajo hacia arriba.
La semilla era regada por Dios a través de Su Palabra, que es el Agua Viva.
– Isaac no tenía un pozo y Dios no le dio uno listo, él debía cavar.
– Esta Agua Viva es el Espíritu Santo, al que debemos obedecer, confiar y estar donde Él quiere que estemos.
Dios no le explicó ni le dijo que cada semilla sembrada sería multiplicada por 100.
Dios no le dijo que si cavaba pozos encontraría Agua Viva.
Dios no le dijo que se volvería más rico y poderoso que el propio rey de esa tierra.
Dios solo le dijo: «¡No desciendas!, porque, si bajas a Egipto, no iré contigo. Sin embargo, si resides en esta tierra, Yo estaré contigo».
La decisión es de cada uno.
Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!
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