Un procedimiento muy común en algunas regiones africanas para proteger a las niñas de las violaciones y del acoso sexual ha llamado la atención. Es el llamado “ritual de achatamiento de senos”, que consiste en dejar a las niñas “menos femeninas” achicando sus senos y, para eso, usan un hierro o una piedra caliente.
En un reciente informe, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reveló que aproximadamente 3,8 millones de niñas africanas, entre 11 y 15 años, ya participaron del ritual, que, en el 58% de los casos, es realizado por la propia madre.
Solo que la preocupación por protegerlas de un problema de una manera tan cruel, expone a esas niñas a otros muchos mayores, como cáncer, absceso, fiebre severa e incluso la desaparición de uno o ambos senos.
¿Pero sacarle a la niña el derecho a la integridad de su cuerpo y a la salud es el camino para librarlos de los abusos, que es un problema no solo en África, sino en todo el mundo?
Según Unicef, la información recopilada de distintos países de la región de América Latina y el Caribe muestra que entre el 70% y el 80% de las víctimas de abuso sexual son niñas, que en la mitad de los casos los agresores viven con las víctimas y en tres cuartas partes son familiares directos. Por cada hora de cada día 2281 niños y principalmente niñas son explotados sexualmente en América Latina y el Caribe.
Un aspecto devastador de este tipo de abuso es, según un estudio, que “entre todos los tipos de violencia precoz, el abuso sexual es probablemente el hecho que tiene las consecuencias más drásticas y que permanecen a largo plazo.” Quien vivió esta terrible experiencia confirma eso.
Orientación
En el blog de la escritora Cristiane Cardoso, Tereza Silva, la responsable por el trabajo del Godllywood (trabajo de valorización de la mujer desarrollado en la Universal) en Australia, relató cómo se sentía, incluso muchos años después de un abuso que sufrió en la infancia. “Yo no tuve la culpa de lo que sucedió, pero mi error fue haber demorado años para enfrentar esa realidad – cambiar mi manera de pensar, la forma como me veía y reaccionaba. Aceptaba ser la “pobrecita” por causa de todo lo que sucedió y pensaba que no había forma de cambiar eso”, compartió Tereza.
Uno de los trabajo desarrollados por el Godllywood es el grupo Rahab , que ayuda a mujeres víctimas de abuso. La responsable por el trabajo en Brasil, Carlinda Tinôco, explica que, en los casos que llegan de niños víctimas de cualquier tipo de abuso, la madre es orientada a buscar un consejo tutelar y, paralelamente a eso, recibe apoyo emocional y espiritual para enfrentar una situación como esa. “Nosotros en el Rahab tenemos profesionales voluntarias para dar toda la orientación sobre cómo proceder”, resalta Carlinda.
Si usted está viviendo una situación como esta, busque una Universal más cercana para recibir la atención ofrecida por el grupo. En el caso que no sea su situación, pero usted conoce a alguien que esté pasando por eso invítelo a participar de una reunión de la Universal y a saber más sobre el grupo Rahab.
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