Paola Montes sufrió el drama del abuso, el bullying y los vicios, estuvo depresiva y tuvo un gran complejo de inferioridad. “Siempre estaba sola, me costaba relacionarme con las personas. Mi papá nos dejó, al tiempo mi mamá conoció a una persona y se fue porque él no quería saber nada con nosotros y con tan solo 17 años me tuve que hacer cargo de mis hermanos”, cuenta y destaca que sus padres se separaron luego de que él abusara de ella cuando tenía 10 añosº.
Una maestra la notó muy agresiva y habló con ella, entonces contó lo que le estaba pasando. Él fue detenido, la noticia salió en los diarios, pero la acusaban a ella de provocar la situación. “El barrio se enteró y decían que yo era una mentirosa. Nos mudamos a la casa de mi tía y las amantes de mi papá nos amenazaban, venían jueces y la policía a amenazarnos, eran amigos de mi papá”.
Ese fue el mayor conflicto de su vida. Estaba en pareja y luchaban para salir adelante, cuando su hija tenía cinco meses él tuvo un accidente. La relación se deterioró, comenzaron los golpes y se separaron. No le veía sentido a su vida y un día, al llevar la nena a jardín le ofrecen “algo que le iba a hacer bien”, ahí comienza a drogarse con cocaína y a fumar 80 cigarrillos por día.
Cuando llegó a la Universal se sintió bien, pudo dormir, se levantó diferente, animada, ya no necesitó más drogas. “Me costó, era dura, pero perseveré y fui entregándome a Dios. Cambié y mi matrimonio fue transformado, mis hijas pasaron a estar bien y todos los traumas quedaron en el pasado”, afirma sonriendo.
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