En la Argentina, adquirir como si fuera de venta libre un medicamento que en realidad debe estar recetado por un médico parece no ser tan difícil. Al menos eso muestran un par de investigaciones que registran lo que sucede en muchas de las farmacias del país.
La comprobación de esta realidad llegó recientemente de la mano de la consultora IMS Health, encargada de llevar a cabo el relevamiento Recomex 2010, de acuerdo con el cual, en nuestro país, tres de cada diez medicamentos de venta bajo receta se adquieren sin prescripción médica.
Los responsables del trabajo encuestaron a compradores de productos farmacéuticos en 18 ciudades del país durante abril y mayo de 2010 en un total de 421 farmacias, lo que representó el análisis de 22 mil transacciones.
Entre los casos de medicamentos adquiridos sin haber presentado receta, se destacaron los anticonceptivos -que en 6 de cada 10 oportunidades se concretaron sin prescripción médica- y fármacos para disfunción eréctil -el 57 por ciento de los consumidores adquirieron el medicamento de esa manera-.
“La anticoncepción y la disfunción eréctil son dos claros ejemplos en los que la normativa indica un tipo de expendio y la realidad muestra otro muy distinto. Si el farmacéutico accede a la venta sin exigir la receta puede ser responsable de situaciones potencialmente muy riesgosas”, expuso la doctora Maisa Di Leo Recalde, escribana pública, vocera de la Asociación Civil El Defensor de la Salud.
Ocurre que algunos medicamentos, más allá del bien que pueden producir en el tratamiento de determinadas enfermedades, también son potencialmente generadores de graves efectos secundarios, resistencia, o dependencia, si no están monitoreados correctamente por un especialista.
“La ley es clara y está hecha para ser cumplida. Las farmacias no pueden ser tierra de nadie. Si no siguen la regulación vigente, deben ser sancionadas. Exponer a los pacientes de esa manera constituye una verdadera falta de ética y de profesionalismo. Es cierto que los farmacéuticos conocen las medicaciones en profundidad; sin embargo, ni ellos ni sus empleados están autorizados a expender un remedio cuya venta es bajo prescripción sin exigir la presentación de la receta, como se está haciendo en el 30 por ciento de los casos”, agregó Recalde.
“Por otro lado, las personas que hoy en día se desempeñan vendiendo medicamentos no siempre son profesionales farmacéuticos. De hecho, ésta es una realidad que ni ellos niegan. De manera que no existe garantía de que lo que están expendiendo sea correcto”, finaizó la escribana.
Mendoza: una experiencia reveladora
En la ciudad de Mendoza tuvo lugar un relevamiento llevado a cabo por el Servicio de Clínica Médica del Hospital Luis Lagomaggiore, y por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo.
Bajo la presunción de que la prescripción de medicamentos sin receta en las farmacias es una práctica frecuente, el objetivo en este caso consistió en conocer la conducta del personal ante una consulta de aparentes pacientes.
En realidad, los pacientes eran estudiantes de medicina de la facultad que sin ninguna receta médica se presentaban en el mostrador aludiendo padecer alguna de las siguientes situaciones: infección respiratoria alta, diarrea aguda, disuria (dolor al orinar), úlcera genital, hipertensión arterial, cefalea (dolor de cabeza) aguda o artralgia (dolor en una articulación) de tobillo.
En total, los alumnos efectuaron 100 entrevistas, encontrando que en el 72 por ciento de los casos se indicó un tratamiento (38 por farmacéuticos y 34 por no profesionales). De los tratamientos indicados, en 4 de cada 10 se evidenció insistencia por parte del farmacéutico y/o expendedor en la compra y uso del fármaco. Y entre esos casos “persistentes”, el 76.2 por ciento fueron tabulados como de una “insistencia exagerada”.
Como dato llamativo, sólo en el 48 por ciento del total de visitas se sugirió efectuar una consulta médica.
Respecto de si la medicación indicada era correcta, se constató luego que prácticamente en 6 de cada 10 ocasiones (58,3 por ciento) la indicación era inadecuada; en 51,4 por ciento, iatrogénica (cuando la medicación puede causar en sí misma algún tipo de afección o enfermedad) y en la mitad de los casos, con la posología -dosis- incorrecta.
Los fármacos de venta bajo receta más indicados fueron antibióticos (23,6 por ciento), antiinflamatorios no esteroides (20,8 por ciento), antidiarreicos (11,8 por ciento) y antigripales (9,7 por ciento). Las dolencias simuladas que mayor indicación de tratamiento recibieron fueron la infección respiratoria alta (93,3 por ciento), diarrea aguda (84,6 por ciento) y artralgia de tobillo (100 por ciento).