Compararse con los demás forma parte de la naturaleza humana. Todos los días se nos presentan imágenes idealizadas, personas lindas y felices, que tienen grandes talentos y capacidades o que parecen completas.
Y muchos hasta llegan a cuestionar por qué Fulano es más alto o más bajo, o por qué aquella compañera de trabajo gana más, o incluso por qué esa persona ya logró ser bautizada con el Espíritu Santo y ellos aún no. Hasta cierto punto, compararse con los demás es normal, pero el problema es que muchas personas transforman esa acción en un hábito, lo que puede ser perjudicial.
En su serie de videos, la escritora Nanda Bezerra explica que la comparación es un error que muchos cometen, y que las personas tienen que aprender a tener una fe independiente.
“Dios tuvo el trabajo de hacernos diferentes a todos, nadie es igual, hasta pueden haber personas parecidas, pero totalmente iguales no hay.Dios tuvo el trabajo de hacernos únicas, entonces, ¿por qué piensa que tiene que ser igual a alguien? Sea madura en su fe. No se compare.”
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