En Lucas 12:15 Jesús dice: “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”. La característica de la persona avarienta es el afán para poseer y adquirir dinero, solo piensa en ganar y guardar dinero al punto que cuando quiere beneficiarse con el dinero, le parece mal usar un poco aunque sea para comer. El avariento coloca el dinero por encima de su propia vida, de sus seres queridos y hasta de Dios.
El Señor Jesús nos dice que no nos contaminemos con ese espíritu de avaricia porque lo que hace que una persona sea avara es ese espíritu actuando en su mente. Debemos tener cuidado para que no nos dejemos llevar por este espíritu de avaricia que hace que la persona quede ciega, completamente ciega.
Podemos ver en este pasaje que la vida de una persona no consiste en el dinero que tiene, en sus posesiones. No todo el que posee bienes es capaz de ser feliz ni de tener una vejez tranquila.
Y Jesús propone una parábola diciendo: “La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.”, (Lucas 12:16-19).
En realidad, todo el dinero que usted gane, todo el dinero que usted conquiste, toda la riqueza y los bienes que tenga le durarán muchos años, pero no durante toda la vida eterna.
Porque un día su dinero, si usted no lo gasta, va a quedarse con otros.
Jesús concluye diciendo así: “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”, (Lucas 12:20).
Quien viene a pedir su alma es el espíritu de la codicia, el espíritu de la avaricia, el espíritu que estaba dominándolo. ¿Adonde cree que va a llevar su alma? ¿Al cielo?
Continúa diciendo: “Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”, (Lucas 12:21).
¿Qué es ser rico para con Dios?
No es solo hacer caridad, que es una obligación tanto suya como mía. Si nosotros tenemos el Espíritu de Dios, tenemos el Espíritu de ayuda, de Salvación para extenderle la mano a las personas necesitadas. Quien tiene el Espíritu de Dios, tiene ese Espíritu naturalmente y quiere ayudar a las personas, quiere salvarlas, quiere liberarlas de sus miserias, de sus angustias, de su hambre, de su desnudez. Quien es de Dios tiene el objetivo de liberar a las personas de sus sufrimientos, ese deseo.
Cuando enseñamos a las personas a conquistar por sí misma, conquista por su propia fe y sin estarle debiendo favores a nadie. Es una situación entre ella y Dios. En otras palabras, cuando usted ayuda a otras personas, que es el Espíritu de Dios, usted está siendo rico para con Dios.
El objetivo de la Iglesia Universal del Reino de Dios es que usted sea una persona que tiene vida, que refleja vida, que retrata la vida abundante que Dios promete en Su Palabra. Eso es lo que glorifica a Dios.
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