La euforia de las fiestas carnavalescas ya está apoderándose de las calles. Son días que muchos usan para olvidarse de los problemas y entregarse a la farra. Están los que dicen que el año comienza después del carnaval. Pero la realidad es que, en esta etapa, el año termina para muchos. A pesar de ser una fiesta en la que supuestamente solo hay alegría y diversión, están los que van con la intención de pelear e incluso matar, y por lo general, las víctimas son personas que estaban solo divirtiéndose.
Los números son alarmantes. En Brasil, el año pasado, a pesar de todos los esfuerzos para reducir la violencia en el periodo de la fiesta, la Policía registró durante los 5 días del feriado largo, 2785 accidentes, 120 muertos y 1786 heridos- eso solamente en las carreteras federales.
La fiesta, en donde muchos exceden sus voluntades, es esperada por muchos durante todo el año. Algunos festejan el Carnaval proyectando el próximo. Ahorran dinero para comprar el mejor disfraz o para estar en el mejor grupo.
Ensaya para desfilar en la avenida. Es como si en esos pocos días la persona vive los mejores días de su vida. Pero cuando la fiesta pasa, los días no tan coloridos vuelven, y esa persona se siente triste y frustrada.
La realidad es que la verdadera satisfacción solo existe en Dios, y se puede alcanzar solamente cuando invertimos en nuestra vida espiritual.
Para no olvidarse nunca
Mientras que muchos estarán en la búsqueda de la alegría temporaria presente en el Carnaval, otros invertirán su tiempo en la alegría permanente que solo el Espíritu Santo les puede dar. Ellos no están ansiosos por los días de recreo momentáneo – además, si no fuese por el hecho de que es feriado y muchas actividades son interrumpidas, ellos ni lo recordarían -, porque viven esa felicidad de manera real en sus vidas, y no disfrazada.
Para el que vive esta comunión con Dios, este domingo 7, en todas las Universal, se realizará la ceremonia más importante de la Iglesia de Cristo: la Santa Cena del Señor.
“Así mismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de Mí.” 1 Corintios 11:25
Él mismo pidió que lo hiciéramos siempre, para traer a la memoria el sacrificio que fue capaz de liberarnos de todo el yugo de la esclavitud y darnos la paz y la alegría que sobrepasa todo entendimiento: Su muerte en la cruz y Su resurrección, para que tuviéramos una vida abundante, ahora y en la eternidad.
Si usted también quiere entender cómo alcanzar esa alegría, participe este domingo, en una Universal más cercana a su domicilio, de esta reunión especial. Haga clic aquí y encuentre las direcciones de la iglesia.
Invite también a sus amigos, compartiendo con ellos este mensaje.
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