Ella se cuidaba correctamente y tenía una buena apariencia. Era exitosa, honesta, diezmista y fiel, además de otras cualidades. Aquella mujer, vivía en una gran ciudad, era soltera. Observaba a las amigas con sus maridos. Y era natural que también quisiera lo mismo. No entendía, sin embargo, el motivo para que eso aún no haya sucedido.
No había ningún bloqueo o trauma personal que le impidiese tener una relación. Incluso conocía a hombres interesantes y de bien. Era simpática.
“Mi Dios, ¿por qué no me das un marido?” , preguntaba, a veces, en pensamientos.
Un día, después de una reunión de la Universal, ella no se levantó del asiento. Estaba pensativa. Notándola en silencio, cabizbaja, en el medio del salón vacío, el pastor se acercó. Ella comenzó a hablar y él la oyó con atención. Dejó que hablara lo que quería. Hasta la pregunta final. “¿Por qué, pastor, Dios no me concede un marido?”
El pastor se rió.
– ¡Caramba pastor! Yo hablo, le confío algo serio y ¿usted se ríe de mí?
– No es eso. Es la forma en cómo usted lo dijo.
– Aún no entiendo – dijo ella, algo confundida.
– ¿Usted conoce el versículo de Santiago 4:3? Y abrió la Biblia para mostrarle a la joven. “(…) pedís y no recibís, porque pedís mal.”
La mujer rápidamente comenzó a argumentar. Dijo que no pedía nada extraordinario. Que era una persona correcta. Que su intención no era mala, entre otras cosas.
Nuevamente el pastor la dejó hablar. Luego, siguió el razonamiento: – Solo utilicé el versículo para que pueda entender algunas cosas. En primer lugar, ¿usted observó bien como me dijo que le hizo el pedido a Dios?
– Solo pedí un marido.
– Sí. Fue por eso que me reí en aquel momento. ¿Ya se detuvo a pensar que Dios no le dará un marido?
– ¿Por qué no?
– Porque un marido es un hombre comprometido con una mujer. Dios no se lo quitará a ella para dárselo a usted. ¿Probó pedir un novio? Ustedes se conocen, se comprometen…
Los dos comenzaron a reírse.
– Pero pastor, ¿no está escrito en la Biblia que Él ya sabe lo que necesito antes, incluso, de que lo pida (Mateos 6:8)?
– Sí. Él realmente sabe lo que usted necesita. Pero Él también sabe si usted ya está lista o no.
– ¿Lista?
– Sí. Esos dos versículos son pequeños, pero tienen más contenido de lo que pensamos. Primero, el tema es cómo pedir.
Después, Dios realmente sabe lo que usted necesita. Pero¿ usted lo sabrá? ¿ sabe qué tiene que estar listo en su vida para que reciba lo que pidió? Querer un novio es una cosa. Saber cómo ser una novia es otro tema y ser una esposa también. Comprenderse el uno al otro, conceder, renunciar a algunas cosas y no renunciar a otras, aceptar, tener los pies en el piso, continuar y cuidarse. Qué hacer y qué no hacer. El compromiso con Dios antes que la unión con la otra persona. El compromiso con usted misma. Tantas preguntas. ¿Ya pensó con atención por lo menos en algunas de ellas?
– Es verdad. En realidad no. Estaba ocupada creyéndome inteligente, exitosa y lista. En verdad, no sabía ni cómo comenzar, cómo pedir.
– Todo bien, nadie está el 100% listo. Eso, y mucho más, es algo que solo se construye en el día a día. Solo quien vive verdaderamente en Dios aprende, de hecho, a hacer eso. Solo a partir de allí las cosas comienzan a andar de verdad.
El texto que usted terminó de leer es una adaptación de una conversación real, ocurrida en una Universal de la Región Metropolitana de San Pablo. En el caso de la joven exitosa, el pedido realizado había sido para el área sentimental. Pero lo que el pastor le mostró a ella en la Biblia se aplica a todas las esferas de la vida. No sirve pedir salud, por ejemplo, y comer sin moderación, ser sedentario y no cuidarse. También hay personas que necesitan prosperar, pero no aprenden antes a administrar su dinero y sus bienes.
Solo entendemos cómo hacer el pedido de manera correcta cuando tenemos una vida de sumisión constante a Dios, en obediencia. Ese, sí, es el primer paso. A partir de él, vendrá la sabiduría, proporcionada por el Espíritu Santo, para saber qué pedir y, principalmente, si debemos hacer determinado pedido. Debemos estar listos para que seamos atendidos. Para eso, no debemos alejarnos de la relación diaria con Dios.
Hay condiciones para que Él atienda su pedido. Y hay motivos para que Él no los atienda, si cree que es lo mejor en ese momento. Y también hay otra cuestión: a veces, la respuesta de Él no es exactamente un “no”, sino un “todavía no”. En resumen: no basta solo pedir. Usted debe ser capaz de recibir de forma responsable. Dios lo oye, pero usted tiene que cumplir con su parte. Usted solo ganará con eso.
Sepa más sobre este y otros temas espirituales en la Noche de la Salvación, que se realiza, todos los miércoles, en la Universal. Ingrese aquí para consultar la dirección de una iglesia más cercana a usted.[related_posts limit=”17″]