Vea a continuación más fotos de cómo quedaron las calles en Nueva York y el trabajo de los voluntarios de la Universal del lugar:
La nevasca que afectó a Estados Unidos entre el 23 y de 24 de enero, detuvo prácticamente a 20 estados norteamericanos, dejando al menos 20 muertos. Fue la segunda peor tormenta de nieve en el país desde 1869 – como la clasificó el Servicio Meteorológico Nacional (NWS). Diez regiones y la capital del país, Washington D.C., decretaron estado de emergencia.
Con vientos de más de 80 kilómetros por hora, la nevasca afectó a más de 85 millones de personas, causando centenas de accidentes y dejando a muchas localidades sin energía eléctrica.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, prohibió la circulación de vehículos, cerró escuelas, comercios, parques, museos y restringió los medios de transporte, como los autobuses, subterráneos y aviones. De Blasio también recomendó que las personas evitaran circular por carreteras y, en lo posible, pidieran ayuda para retirar la nieve de la entrada de sus casas, ya que, entre los muertos, al menos 5 personas murieron de un ataque cardíaco al hacer esto.
Sin embargo, la tempestad llamada “Snowzilla” – conjunción de las palabras “snow” (nieve) y “Godzilla” – fue incapaz de detener el trabajo de la Universal.
Trabajo en Nueva York
La Iglesia está presente en Nueva York, una de las ciudades norteamericanas más importantes desde 1987. La “Big Apple” (Gran Manzana) fue la primera región fuera de Brasil en recibir a la Universal. Desde entonces, voluntarios, pastores y obispos se han dedicado ininterrumpidamente en llevar la Palabra de Dios a todas las personas y a ofrecer ayuda – material y espiritual – a los más necesitados, y no se entregaron ante la fuerza de la nieve. Las reuniones, así como el trabajo de evangelización, se mantuvieron con normalidad.
“El equipo de Help Line (Línea de ayuda, en libre traducción) trabajó a todo vapor durante varias horas, llamando a las personas que habían sido evangelizadas en las calles, orando por ellas e invitándolas a participar de las reuniones en las ciudades vecinas a sus residencias”, explica el obispo Bira Fonseca, responsable de la Universal en Estados Unidos. “Incluso sin salir en grupos, los miembros de la evangelización junto con los miembros de la Iglesia, después de cada reunión llevaron consigo periódicos y folletos de regreso a sus casas, para invitar a las personas a la iglesia.”
La municipalidad de la ciudad contrató a 2300 vehículos del Departamento de Sanidad para limpiar las calles pero, aun así, muchas de ellas siguieron intransitables. A pesar de esto, “Los fieles no midieron esfuerzos para llegar a la iglesia en sus horarios habituales para participar de las reuniones de fe”, afirmó el obispo.
¿Quiere obtener más información sobre este incesante trabajo que la Universal realiza en Nueva York? Ingrese aquí y vea cómo fue el evento “I have a dreamconcert”, que llevó a miles de personas a reflexionar sobre la igualdad racial.
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