Ella se despierta y lo primero que hace es prender la computadora. Se conecta a internet y accede a su perfil de Facebook para ver las últimas actualizaciones. El día anterior, le había dado una última mirada antes de dormir, pero aun así, lo mira nuevamente al despertarse, después de todo, puede ser que algún amigo insomne haya hecho una publicación interesante durante la madrugada. Y claro, ella necesita poner me gusta, comentar y compartir.
Sale de su casa apurada y casi se olvida el celular. Ya estaba en la puerta cuando recordó a su amigo inseparable. Da la vuelta para ir a buscarlo. Podía olvidarse de llevar la cartera, pero no el celular.
Ella no está esperando una llamada importante. Ni lo hará. Es que durante el trayecto al trabajo necesita estar conectada. Así se distrae en el recorrido y aprovecha para actualizar su estado y conversar con algún amigo que, al igual que ella, ya está on line.
Esa fiebre de las redes sociales ha alterado considerablemente la rutina de las personas en todo el mundo. Tener un perfil en Facebook pasó a ser una necesidad básica como comer, beber y dormir. Sin mencionar que, en los últimos tiempos, los verbos más conjugados son: gustar, comentar y compartir.
Si usted no hace eso, puede ser considerado un enajenado. Un ET.
Hasta hace poco tiempo atrás, lo que predominaba en los viajes de tren, subterráneo y ómnibus eran los walkmans. Raramente veíamos a alguien sin uno de esos. Todos querían viajar con su aparato en los oídos, ajenos a las incómodas conversaciones de su alrededor.
Después fueron sustituidos por los mp3, los que evolucionaron en los mp4; más tarde llegaron los Ipods, Ipads, que ya permitían el acceso a internet y, consecuentemente, a las redes sociales. Entonces, de repente: escuchar música ya no era tan placentero como contarle el “último chisme” a su amiga, compartir con sus amigos las fotos del último viaje, y además fisgonear sus vidas.
Aparentemente no hay nada nocivo en este comportamiento, mientras tanto, es necesario saber dosificarlo, para que la necesidad de mantenerse conectado no se convierta en una obsesión.
“Depresión Facebook”
Mucho se ha discutido sobre el uso de las redes sociales. Sus efectos negativos y positivos.
El problema no está en el uso de esas herramientas, sino en cómo éstas son utilizadas, y con qué finalidad. El uso excesivo también es prejudicial. Como en todo en la vida, el exceso hace mal. Y eso también vale para el uso de las redes sociales.
No hay problemas en tener amigos virtuales, mientras que éstos no sustituyan a los amigos reales ni que pasen del mundo virtual al real.
Más importante que tener una red de relaciones virtual es tener una red real.
Una investigación desarrollada por la Academia Americana de Pediatría afirma que el uso excesivo de las redes sociales puede causar depresión.
La “depresión Facebook” – como fue llamada – alcanza principalmente a adolescentes que acostumbran quedarse navegando en las redes sociales gran parte del día. El uso exagerado puede causar ansiedad social e aislamiento severo, indica el sondeo.
El mal uso de las redes sociales
Son muchos los casos de mal uso. No faltan ejemplos.
Uno de ellos es el caso de la joven Ashley Riggitano, una diseñadora de joyas norteamericana, de tan solo 22 años, que se suicidó después de involucrarse en un serie de peleas online con “amigas” de Facebook. Después de escribir una carta justificando el motivo, se tiró del puente George Washington, en Nueva York.
Otro famoso caso de bullying en internet es el caso de una adolescente canadiense que se mató después de ser víctima de una campaña de persecución e intimidaciones por internet. Amanda Todd, tenía apenas 15 años, y desde los 12 sufría por el cyberbllying.
Todo comenzó cuando la joven fue convencida a mostrarle sus senos a una persona con quien conversaba por la red. A partir de entonces comenzó la persecución. Crearon una página de Facebook para exponer la foto y la imagen de la muchacha en topless, la cual fue distribuida dentro de la escuela en la que estudiaba. Aun habiendo cambiado de escuela y de casa, el bullying continuó. La joven, no soportó aquella presión y se ahorcó.
Compartiendo el bien
Con el objetivo de evitar tragedias como esas, Facebook creó una página para prevención de bullying. La página https://www.facebook.com/safety/bullying cuenta con varios contenidos dirigidos a padres, profesores y adolescentes.
Pero como lo mencionamos al principio de esta nota, las redes sociales también tiene sus puntos positivos. Y no son pocos.
No hay dudas de que las redes también aproximan y reúnen personas.
¿Quien nunca se reencontró a un amigo de la infancia o de colegio, con el cual había perdido el contacto hacía años, con la ayuda de las redes sociales?
Sabemos de muchos casos de mujeres que fueron engañadas por estelionato, personas que usaban perfiles falsos en las redes sociales para atraerlas y después violentarlas.
En contrapartida, hay también muchos hombres y mujeres que encontraron su gran amor por medio de las redes.
Entonces, el problema no está, por ejemplo, en tener un perfil en el Facebook, sino en el uso que se hace de éste y la intención con la cual es creado.
Una red social puede proporcionar una infinidad de beneficios. Aunque son muchos los “contras”, también tiene muchos “pros”, en lo que respecta a los sitios de relaciones. Le cabe a cada uno elegir el uso que hará de los mismos. Si los usará para beneficio propio y de la sociedad en general, o para denegrir, agredir y engañar a otros usuarios.
Por eso, la importancia de usarla con responsabilidad. Ya que una vez publicado, es para siempre. En pocos segundos, la información podrá ser visualizada por millones de personas.
El papel de las redes en la propagación del evangelio
Las redes sociales son de mucha importancia y eficiencia en la propagación del Evangelio.
Datos de un estudio realizado por Altimer Group y Wetpaint para la revista Business Week mostraron que las compañías que invirtieron en redes sociales presentan mejores resultados.
Por eso la Iglesia Universal invierte cada vez más en la utilización de todas las herramientas disponibles en internet como medio para alcanzar a las personas, independientemente de su ubicación geográfica.
Imaginen si el apóstol Pablo tuviera, en aquella época, un perfil en Facebook o dispusiera de una cuenta en Twitter o en un canal de You Tube. ¿Cuántos pueblos no habría evangelizado sin la necesidad de hacer aquellos largos viajes?
Es él también – el apóstol Pablo – quien dijo: “Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna.” 1 Corintios 6:12
Eso vale también para el uso de internet.
Podemos usar nuestro perfil en las redes sociales para el mal o para el bien. La elección es nuestra. Nos cabe a nosotros identificar aquello que es conveniente y si traerá algún beneficio para nosotros y, principalmente, para los demás.