Mónica Pizzi, es ingeniera agrónoma y su esposo, Emilio Lizana, es ingeniero civil, ellos hoy disfrutan de una vida bendecida en todos los sentidos. A nivel laboral ambos trabajan muy bien, están construyendo su casa propia y compraron una camioneta, además eligen los destinos turísticos adonde quieren ir de vacaciones junto con sus hijos. Mónica y Emilio tienen muchos proyectos interesantes a futuro, pero esto no siempre fue así, antes de buscar la ayuda de Dios, económicamente estaban perdiendo muchas de las cosas que habían conquistado.
“Siendo profesionales los dos habíamos viajado al exterior, comprado tiempos compartidos afuera, teníamos una casa linda en Mendoza que se estaba deteriorando. Las pérdidas habían comenzado, tuvimos que cambiar de casa a otras no tan lindas como las que queríamos. Como no estábamos en nuestra provincia natal alquilábamos y fuimos viviendo en peores viviendas porque no podíamos pagar casas como aquellas en que habíamos vivido. Perdimos también un tiempo compartido que habíamos comprado en Estados Unidos, porque no pudimos pagar las expensas. Los problemas económicos se trasladaron a la familia, mi esposo llegaba muy nervioso del trabajo. Buscamos ayuda en brujos y curanderos pero no hubo resultados.
Cuando llegué a la Universal a través de una invitación, me di cuenta de que era profesional y llevaba casi trece años sin trabajar por atender a mi familia, sin embargo, podía volver a trabajar. En las reuniones me incentivaron a realizar nuevamente mi actividad profesional. Hice propósitos y participé de la Campaña de Israel, de ahí en más empecé a crecer profesionalmente, aparecieron oportunidades, tomaron profesionales en la provincia para un plan de inclusión, yo dije que quería estar a cargo de un área e inmediatamente Dios me lo concedió. Fui creciendo permanentemente en el área laboral y después llegué a ser funcionaria del municipio de la ciudad de San Luis. Luego comencé a desarrollar mis actividades en el área privada como ingeniera agrónoma, dedicándome a la pastización y riego por aspersión.
Además logramos la armonía en la familia, hubo cambios importantes en la forma de actuar de todos al estar en la presencia de Dios. Tenemos una muy buena situación económica, conquistamos el terreno donde estamos construyendo nuestra casa, es un terreno de casi 3000 m2, con 400 m2 cubiertos, una casa a nuestro gusto, pensada y diseñada según nuestras necesidades. Siempre tengo trabajos disponibles y estoy por comenzar unas obras más”, señala Mónica.
Visite nuestra página de la Hoguera Santa
[fotos foto=”Cedidas”]
[related_posts limit=”5″]