“Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.”
(Hebreos 10:36)
El infierno sabe que es imposible impedirle al pueblo de Dios que tome posesión de Sus promesas; se trata del cumplimiento de la Palabra de Dios mediante la manifestación de la fe. A causa de eso, el mal ha creado obstáculos para retrasar el cumplimiento de esas promesas, es decir, para impedir que el pueblo de Dios manifieste la fe, o persevere en esa fe haciendo la voluntad de Dios.
La táctica del mal es crear situaciones para atrasar la conquista del pueblo de Dios. Contra eso, las armas de la fe son: perseverancia y paciencia. Perseverar significa no cambiar de intención o de orientación, mantenerse firme hasta la victoria final. Por otra parte, la paciencia no permite quejas, murmuraciones, etc. Independientemente de las dificultades, sabe que conquistará. El perseverante jamás se deja llevar por las dificultades. Por el contrario, las usa como escalones para su conquista.
Tanto la conquista material como la espiritual necesitan la misma determinación. Hay que tener paciencia y perseverancia para realizar un sueño material y el mismo se da en el plano espiritual. Si en la conquista del sueño material, que es menor y más insignificante, ya no hay firmeza de fe, ¡cuanto más en la conquista del Reino de los Cielos, que es el sueño espiritual!
La perseverancia es una necesidad. No es un ítem opcional. Es necesaria para hacer la voluntad de Dios; y hacer la voluntad de Dios es necesario para alcanzar la promesa. Todas las promesas, inclusive la de la salvación del alma. En palabras del Señor Jesús: “Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.” (Mateo 24:13)
Use las dificultades como escalones para su conquista.
Haga clic aquí y vea el mensaje anterior.
Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo