Hace pocos meses inauguramos nuestra iglesia en la Tribu de los Masáis, situada en la Milla 46, Kajiado, Kenia. Entre los muchos desafíos de aquella tribu, uno de los mayores es la sequía, ya que no se encuentra agua en las proximidades y el único pozo local se secó recientemente. Los miembros de la tribu llegan a caminar más de cinco kilómetros en búsqueda de agua en los ríos de la región, los cuales están completamente secos.
Sin embargo, el mismo día en el que el único pozo se secó, inauguramos nuestra fuente de agua. Los miembros de la Universal se reunieron con sus ofrendas y contrataron una empresa para que realizara el servicio. Con equipos especializados, se realizó un agujero de 300 metros de profundidad hasta encontrar las aguas subterráneas. Lo que más les admiró a todos, y en especial a los empleados de esa empresa, fue encontrar agua en el terreno de nuestra iglesia, ¡algo magnífico! Esas aguas subterráneas suplirán a aquella tribu por muchos y muchos años.
Para los Masáis, el agua vale más que el oro, confirmando el sentido popular de que el agua es vida. Apenas el jefe de la tribu les dio su palabra de agradecimiento a los miembros de la Universal, la fila enseguida se formó, con las personas ansiosas por recibir agua gratuitamente, al contrario de algunas ONG que también tienen pozos, pero que cobran por el agua que proporcionan.
Una escena significativa fue ver a las personas cargando los galones con el emblema de la Universal, “Jesucristo es el Señor”, y también un versículo que muestra nuestra motivación en esta jornada: Mas el que bebiere del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. Juan 4:14
En el momento de la reunión, explicamos que, a pesar de recibir el agua artesiana, nosotros estábamos allí para darles el Agua de la Vida, el Señor Jesús, pues solo así ellos nunca más tendrán sed.
Inmediatamente después de la oración de cura y liberación, distribuimos Biblias en la lengua local – el maasái.
Además de la inauguración de nuestra fuente de agua, el bautisterio construido allí fue usado por primera vez para llevar a 42 miembros de la tribu a consumar la entrega de sus vidas al Dios de Abraham.
Como estamos en la Iglesia hace algún tiempo, ya nos acostumbramos a la alegría de las personas al ser bautizadas, pero este día la alegría que ellos sintieron al salir de las aguas fue algo que quedó en nuestra memoria. Algo que nunca habían probado antes. Salieron de las aguas riéndose y asustados, al mismo tiempo, por no entender de dónde venía tanta alegría. Con una sonrisa inmensa decían: “¡Nunca sentí esto antes!”
Una iglesia más, una Fuente Universal rebosante más, para matar la sed física y espiritual de millares. Hoy, los Masáis están conociendo a un Dios Vivo, de Quien nunca habían oído hablar. Con testimonios de liberación de los espíritus inmundos, de cura y de restauración, podemos decir con certeza “¡Los Masáis son la Universal!”
¡Que Dios continúe bendiciendo al trabajo realizado en esta tribu!
Colaboró: Obispo Marcelo Pires