Tenía sólo 12 años cuando vi la nieve por primera vez. Mi familia y yo hicimos un montón de fotos. Parecía que estábamos en el paraíso, pues veníamos de un país donde la nieve sólo existía en las películas — puedes imaginarte cómo estábamos de felices al poder agarrar la nieve con nuestras propias manos. Todavía puedo recordar cada detalle y cómo me sentí aquel día. Mientras mi familia bromeaba y conversaba sobre la nieve, yo, de repente, me paré y comencé a contemplar toda aquella blancura. Mis ojos llegaron a dolerme e inmediatamente me acordé de aquella canción que solíamos cantar en la iglesia “Más blanco que la nieve”. Pensar que nos volvemos más blancas que la nieve cada vez que somos perdonadas por Dios, es suficiente para aniquilar cualquier pensamiento maligno acerca de nuestro pasado. Mira, apreciada lectora, nosotras sufrimos simplemente por no comprender la simplicidad de Su Palabra. Dios no es complicado y, para ser sincera, Él no podría ser más sencillo. En Isaías 1:18 dice:
“Venid ahora, y razonemos – dice el Señor – aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán.”
Aún así, las personas todavía insisten en apegarse exactamente a aquellas cosas que las aprisionan y les traen tanta tristeza: Su pasado. No consiguen perdonarse y no creen que Dios, el Todopoderoso, pueda hacerlo. Ya recibieron todo lo que soñaban tener en la vida, pero aún así, piensan que no son merecedoras de tantas bendiciones. Prefieren guardar sus complejos bajo siete llaves en su corazón. Y ¿por qué razón? Simplemente porque piensan que jamás podrán ser blancas como la nieve. Si tú compras un aparato y deseas saber cómo funciona, debes primeramente, leer su manual de instrucciones. ¡Vamos entonces a hacer lo mismo!
Si te arrepentiste de tu pasado, es decir, decidiste abandonarlo porque no quieres cometer los mismos errores de nuevo y para ello, quieres la ayuda de Dios, entonces considera lo que viene a continuación como el manual de instrucciones para comenzar una nueva vida. Sigue las instrucciones de abajo y asegúrate de que nada sea añadido ni omitido.
1. Pide perdón a Dios. No necesitas memorizar las palabras de ningún libro, es suficiente decirle a Dios cómo te sientes en tu corazón. Tampoco es necesario escribir nada, habla, y eso será suficiente.
2. Cree que Dios ya te perdonó. No hay motivos para que Él deje de cumplir la promesa que te hizo. No importa cuántos errores cometiste o cuán perversos fueran tus actos. El perdón de Dios es incondicional, por eso, aprovecha esta oportunidad!
3. Olvida tus pecados y sigue adelante por la fe. Debes dejar tu pasado en su lugar y seguir adelante — exactamente como Dios hace. Sólo que esta vez, hazlo bien: Sigue adelante con Dios.
Una vez realizados estos tres pasos, habrás comenzado una nueva vida. ¿Alguna pregunta? ¡Creo que no!
Fragmento del libro “Mejor que Comprar Zapatos”, de Cristiane Cardoso | Foto: Thinkstock
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