“Me fue dada una caña de medir semejante a una vara, y alguien dijo: Levántate y mide el templo de Dios y el altar, y a los que en él adoran.” Apocalipsis 11.1
Dios conoce a los que le aman de hecho y de verdad, pues son probados y medidos en los mínimos detalles: en las pruebas, en los desiertos y en sus proyectos de vida. Es medida su reverencia en el Templo, cuando llegan delante del Altar, si realmente están con las manos limpias y hasta si sus adoraciones son sinceras y verdaderas. Con Dios no se juega, Él lo ve todo.