“Entonces David edificó allí un altar al Señor, y ofreció holocaustos y ofrendas de paz. E invocó al Señor, y El le respondió con fuego del cielo sobre el altar del holocausto.” 1 Crónicas 21.26
El justo se complace en invocar y ofrecer al Señor, y consecuentemente, Él acepta la ofrenda de sacrificio como un incienso que sube hasta su nariz. Entonces el Altísimo responde, haciendo lo extraordinario en su vida.