Manfried Sant’Anna, conocido en Brasil como Dedé Santana, cumplió 80 años el 9 de mayo. En su camino el humorista acumuló éxitos, fama, carcajadas y, como él mismo cuenta, abandonos y aflicciones.
En una entrevista en un programa de la emisora de televisión brasileña Red Record, el humorista confesó tener problemas económicos, haber tenido depresión y, dolorosamente, haber sido abandonado por aquellos que decían ser sus amigos.
“Cuando estás en la cima, muchacho, tienes 500 amigos”, afirmó el comediante. “Cuando caes un poco, no necesariamente mucho, las personas se esconden de ti.”
Dedé afirma que varias veces, le cerraron la puerta en la cara: “No atendían el teléfono o fingían que nunca estaban”. Cuando él era una celebridad, muchos estaban a su alrededor. Pero, cuando él necesitó ayuda, no encontró a nadie que le extendiera la mano. La sensación él mismo la describe: “Duele… duele…”.
Ejemplos de decepción en la Biblia
El dolor que el humorista dijo haber sentido no es nuevo. El rey David, aun siendo un guerrero corajudo y conquistador de reinos, también sufrió a causa de la decepción y se aseguró de dejarlo registrado: “Aun mi íntimo amigo en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, contra mí ha levantado su calcañar.” (Salmos 41:9)
Lo mismo sucedió con Job. Cuando él estaba bien, sin duda su casa estaba llena, debe haber recibido regalos, honras y afecto. Sin embargo, al encontrarse en la pobreza, fue rechazado tanto por sus amigos como por sus propios familiares. “Mis parientes se detuvieron, y mis conocidos se olvidaron de mí.” (Job 19:14)
Ni el Señor Jesús escapó de tal disgusto. Al ser arrestado, todos sus discípulos se dispersaron, con miedo y, más que un abandono, Jesús sintió el dolor de la traición, porque a quien Él llamaba amigo, Judas, que comía en la misma mesa que Él, Lo traicionó de la manera más sórdida posible, con un beso.
El Amigo fiel
Ante tales ejemplos, la pregunta que queda es: ¿Existe la amistad fiel, que nunca nos abandonará? La respuesta es sí, es la amistad de Dios. Esto se debe a que Él es diferente a los hombres, no se deja llevar por la emoción o por las adversidades, pero cuando nos tiene como amigos, nos ama sin importar lo que tenemos o somos. Su única exigencia para mantener este vínculo es la fe. “Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.” (Santiago 2:23)
Es importante destacar que cuando la Biblia cita la palabra “creyó” no se refiere solo al hecho de simplemente creer en Dios, sino a lanzarse de cuerpo, alma y espíritu en las manos de este Amigo. Es la creencia expresada en actitudes, como explica el obispo Edir Macedo en su blog. “Lo que hemos visto es a personas que viven como si Dios no existiera, desconsideran lo que Él dice. Pero, Abraham consideraba las palabras, orientaciones y consejos de Dios, es decir, procedía según ellos”.
El obispo también enumera algunos elementos esenciales para la permanencia de esta amistad, tales como respeto, consideración, confianza y lealtad. Pues, sin este intercambio, difícilmente será posible tener el privilegio que el patriarca Abraham tuvo. “Muchas personas esperan la amistad de Dios, pero ellas mismas no hacen lo que es necesario para ser Sus amigas. Quieren cosechar los beneficios de los favores de Dios, pero no están dispuestas a ser favorables para con Él y para con Sus planes. Dios se dispone a ser Amigo de todos, pero pocos se disponen a ser amigos de Dios”, concluye.
Y usted, ¿está dispuesto a disfrutar de esta Amistad Eterna? Entonces, participe de la Reunión de los Hijos de Dios, que se realiza todos los miércoles, en la Universal más cercana a usted.
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