El tema sobre saber separar y discernir las palabras de Jesús con respecto a las riquezas es tan fuerte que Él tuvo que explicarles a los discípulos, claramente, para que no hubiese ninguna duda con respecto a la visión de Dios sobre el tema.
“Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a Sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron de Sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el Reino de Dios, a los que confían en las riquezas!” Marcos 10:23-24
Ellos se admiraron exactamente por el hecho de que habían escuchado a Jesús afirmar, categóricamente, que había venido a dar vida y vida con abundancia. Y, de pronto, Lo escuchaban decir que los ricos no iban a entrar en el Reino de los Cielos. Eso generó dentro de ellos una confusión de ideas.
Y, a causa de esa visión equivocada y distorsionada, muchos han vivido una vida completamente inferior a lo que realmente es la voluntad de Dios para los Suyos.
Por eso nosotros, como ministros del Altar, la Universal, hemos llevado ese entendimiento al pueblo de Dios, de que las riquezas y la vida plena forman parte de Su plan, para que así las personas tomen posesión de las promesas hechas a los descendientes de Abraham, que es la vida con abundancia.
Pues no hay nada de malo en que una persona sea rica, en que viva en la abundancia, ya que el Propio Jesús, en un siguiente pasaje afirma:
“De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de Mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.” Marcos 10:29-30
Vemos que aquel que sacrifica en el Altar, aquel que muestra dónde está realmente su corazón, recibirá, por lo menos, en el presente, cien veces más de lo que coloca en el Altar. ¿Y no es eso vida con abundancia? Además de lo más importante, que es la vida eterna!
¡Lo que jamás puede hacer la persona es colocar su corazón en las riquezas!
Porque el AMOR al dinero es la raíz de todos los males.
Colaboró: Obispo Franklin Sanches