«Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la Palabra de Dios con valor. LA CONGREGACIÓN DE LOS QUE CREYERON ERA DE UN CORAZÓN Y UN ALMA; y ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad común.
Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia había sobre todos ellos».
Hechos 4:31-33